La vida en la capital del Austria tiene algo de la vida de una
provincia: diríase que todo está allí reglamentado y que a hora fija y de
antemano marcada todas las distracciones deben terminar. Los espectáculos
comienzan muy pronto; a las diez de la noche todos los teatros y cafés están
cerrados, y cada ciudadano se retira a su casa, lo mismo, exactamente lo mismo
que en una ciudad de provincia, lo cual no es ciertamente muy agradable.
Gorgonio
Petano