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viernes, 4 de febrero de 2022

Y EL ÓBOLO BAJO LA LENGUA






Alef

Como cualquier hijo del hombre, también he entrado un día en la Casa del Placer. La Casa del Placer es amplia y hospitalaria: en ella hay grandes toneles para los bebedores y lechos para los indolentes.

 En su interior se está a maravilla.

Pero en la Casa del Placer hay una extraña costumbre, que no vi en parte alguna. El que consume el vino, debe apurar también las heces; el que come el racimo, debe comer también el escobajo, y el que ama a una mujer hasta devorar su carne, debe cargar después toda la vida ya con su esqueleto.

                                             Rafael Cansinos Assens.

viernes, 19 de diciembre de 2014

Y EL ÓBOLO BAJO LA LENGUA






Vav


La noche tiene espejos profundos y opacos, en los cuales se refleja la verdad como en un pozo.
Espejos diáfanos, claros y opacos, a la manera de los valles, en los cuales el más pequeño detalle resalta ante los ojos y que tienen la inexorable serenidad de la conciencia.
Espejos claros y tranquilos, semejantes a las lunas que descubren los guijarros del sendero; y ante los cuales el hombre libertino puede contar todas sus arrugas y la mujer impura todas sus manchas.
Espejos lúcidos y diáfanos, en cuyo fondo cárdeno se reflejan frentes pálidas, mejillas descarnadas y ojos verticales como abismos.
Espejos de reproches y de remordimientos, cuyos cristales se empañan de suspiros y que son como lunas veladas, bajo el hálito frío de los infortunados.


Rafael Cansinos Assens.

miércoles, 8 de febrero de 2012

Y EL ÓBOLO BAJO LA LENGUA






Lef


  Veo a los amigos que un día hicieron conmigo el prodigioso viaje de la juventud y los hallo cambiados y desconocidos; la sombra de un cuidado se extiende sobre sus frentes y, con la vista baja, parecen avergonzados de haber sido jóvenes un día.

En aquel tiempo, ya lejano, parecían tener alas y exhalaban un hálito de fuego por sus ávidas bocas; sus frentes resplandecían como altas tiaras.

Pero hoy son semejantes a viudas que se envuelven entre velos; y con sus frías miradas parecen advertir que han muerto ya para el amor.


Rafael Cansinos Asens.