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viernes, 4 de febrero de 2022

Y EL ÓBOLO BAJO LA LENGUA






Alef

Como cualquier hijo del hombre, también he entrado un día en la Casa del Placer. La Casa del Placer es amplia y hospitalaria: en ella hay grandes toneles para los bebedores y lechos para los indolentes.

 En su interior se está a maravilla.

Pero en la Casa del Placer hay una extraña costumbre, que no vi en parte alguna. El que consume el vino, debe apurar también las heces; el que come el racimo, debe comer también el escobajo, y el que ama a una mujer hasta devorar su carne, debe cargar después toda la vida ya con su esqueleto.

                                             Rafael Cansinos Assens.