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miércoles, 7 de julio de 2021

ALLÁ EN LAS INDIAS






TEMISTITÁN, SANDOVAL Y MEDELLÍN


No es de maravillar que los nuevamente conquistados é venidos á servir, los que estuvieron é goçaron la antigua costumbre de ser servidos é libres señores, viéndose siervos se alteren é muden paresçer, en especial una gente quassi salvage é infiel ó de tantas é diverssas lenguas é costumbres, como la destas Indias. É aun porque, como diçe Herodiano, no tanto deleyta la libertad quanto ofende la servitud, é ninguno juzga ser obligado para usar de lo suyo, sino á su modo estimando ser asi la raçon; mas quien de sus bienes es despojado, nunca olvida la injuria. Todo esto es del auctor alegado.
      Dexemos de buscar comparaciones en cosa que es tan usada en el mundo, como comportar impaçientemente el yugo ó nueva señoría los que largos tiempos tovieron liçençia natural de no servir, ó que nasçieron sirviendo a su señor é aquel se le mudan. Llenas están las historias desto tal desde remotos siglos: ó continuemos nuestra historia de la Nueva España que assi hallaremos en ella cosas que parezcan á las passadas é se conformen con Herodiano. Para inteligencia de lo qual es de saber que por paçificar las provincias de Guatusco, Tuxtebeque é Guaxaca é otras á ella comarcanas, que son en la costa á la parte de la mar del Norte, desde que se rebeló Temistitan, que estaban assimesmo alçadas, envió el gobernador Hernando Cortés al alguacil mayor Gonçalo de Sandoval con gente; ó mandóle que poblasse allí é híciesse una villa que se llamasse Medellin, como ya la historia lo ha dicho.


Gonzalo Fernández de Oviedo.
Historia general y natural de las Indias.

martes, 20 de febrero de 2018

ALLÁ EN LAS INDIAS






EL DERECHO DE LOS CAUTIVOS


«El año de mil é quinientos é veynte y tres yo fui á España, é yendo donde Sevilla á la corte passé por Nuestra Señora de Guadalupe, donde hallé al licençiado Ayllon que venia para esta su empressa, despachado é favoresçido, é con el hábito de Sanctiago quel Emperador poco antes le avia dado; é cómo éramos amigos, comunicóme su viage, é çierto me pessó oyrle decir adonde yba: é díxome la confiança grande que tenia de aquel esclavo, é que le avia fecho chripstiano, é que era muy buena persona é de muy gentil juiçio. Llevaba yo estonces una perla grande que tuve, de la qual se higo mención en el libro XIX, capítulo VIII de la primera parte, que pessaba veynte é seys quilates y era perfetta é redonda, é quise que la viesse, porque él me decia que aquel indio le decia que las avia exçelentes é grandes en su tierra: é dixo el licençiado que era muy pequeña á respecto de las que le prometía aquel su adalid, é tanto más se me repressento é tuve por çierto su engaño; é creí que aquel indio mentía en quanto le avia dicho, é quel desseo de volver á su patria le hacia decir todo aquello, de que conosgia quel licençiado se holgaba, é que como astuto acomulaba novelas que no se le debían creer; é assi se lo dixe al licençiado. Él me respondió quel indio era ya muy ladino é muy buen chripstiano, é tenia tanto amor al licençiado como si fuera su hijo, ó quél le tractaba como si le engendrara; é assi á este propóssito me le loó tanto, que conoscí que le creía como si fuera evangelista; pero lo que sacó de su crédito la historia lo dirá.
[…]
Claro está quel esclavo no meresçe ser creydo, porque el dolor intrínseco que en su ánimo padesçe, viéndose presso, le estimula é acuerda que procure ser exento. E aun de aquí se coligo la justa intençion de la ley, que dispensa que los contractos que otorgan los que están pressos, no los obligan á guardarlos, ni deben aver efetto. No sé yo cómo el licençiado, seyendo tan buen jurista, ignoró aquesto, dando crédito á su prissionero ó esclavo, pues como captivo tenia licencia de mentir ó decir todo aquello que le paresciesse que era abrirle el camino para tornar á su tierra, á su muger é hijos, si los tenia, ó á holgarse con sus padres é amigos en su patria, cobrando su libertad é restaurando su persona sin captiverio.


Gonzalo Fernández de Oviedo. 
Historia general y natural de las Indias.

jueves, 14 de septiembre de 2017

ALLÁ EN LAS INDIAS




PIÑAS


         “Hay un fruta que se llaman piñas que nasce en unas plantas como cargos a manera de las zaviras de muchas pencas, pero más delgadas que las de la zavira, y mayores y espinosas; y de en medio de la mata nace un tallo tan alto como medio estado, poco más o menos, y grueso como los dedos, y encima de él un piña gruesa poco menos que la cabeza de un niño algunas; pero por la mayor parte menores, y llena de escamas por encima, más altas unas que otras como olas tienen las de los piñones; pero no se dividen ni abren, sino estánse enteras estas escamas en una corteza del grosor de la del melón; y cuando están amarillas, que es dende a un año que se sembraron, están maduras y para comer, y algunas antes; y en el pezón de ellas algunas veces les nascen a estas piñas uno o dos cogollos, y continuamente uno encima en la cabeza de la dicha piña; el cual cogollo no hace sino ponerle debajo de tierra, y luego prende, y en el espacio de otro año hácese de aquel cogollo otra piña, así como es dicho, y aquel cardo en que la piña nace, después que es cogida, no vale nada ni da fruto; y estas piñas ponen los indios y los cristianos cuando las siembran, a carreras y en orden como cepas de viñas, y huele esta fruta mejor que melocotones, y toda la casa huele por una o dos de ellas , y es tan suave fruta, que creo que es una de las mejores del mundo, y de más lindo y suave sabor y vista, y parescen en el gusto como melocotones, que mucho sabor tengan de duraznos, y es carnosa como el durazno, salvo que tiene briznas como el cargo, pero muy sotiles, más es dañosa cuando se continúa a comer para los dientes, y es muy zumosa, y en algunas partes los indios hacen vino de ellas, y es bueno; y son tan sanas que se dan a los dolientes, y les abre mucho el apetito a los que tienen hastío y perdida de gana de comer.”


Gonzalo Fernández de Oviedo. 
Historia general y natural de las Indias.





miércoles, 15 de junio de 2016

ALLÁ EN LAS INDIAS





UN BOHÍO EN SANTA MARÍA DE LA ANTIGUA DEL DARIÉN


         “Las casas en que estos indios viven son de diversas maneras, porque algunas son redondas como un pabellón, y a esta manera de casa se llama caney. En la isla Española hoy otra manera de casas, que son fechas a dos aguas, y a estas llaman en Tierra-Firme buhio; y las unas y las otras son de muy buenas maderas, y las paredes de cañas atadas con bejucos, que son unas venas o correas redondas, que nascen colgadas de grandes árboles y abrazadas con ellos, y las hay tan gruesas y delgadas como las quieren, y algunas veces las hienden y hacen tales como las han menester para atar las maderas y ligazones de la casa; y las paredes son de cañas, juntas unas con otras, hincadas en tierra cuatro o cinco dedos en hondo, y alcanzan arriba, y hácese una pared de ellas buena y de buena vista, y encima son las dichas casas cubiertas de paja o yerba larga, y muy buena y bien puesta, y dura mucho, y no se llueven las casas, antes es tan buen cobrir para seguridad del agua como la teja. Este bejuco con que se atan es muy bueno majado, y sacado, y colado el zumo; y bebido; se purgan con él los indios, y áun algunos cristianos he visto yo que la toman esa purga, y se hallan muy bien con ella, y los sana, y no es peligrosa ni violenta. Esta manera de cobrir las casas es de la misma manera y semejanza del cobrir las casas de los villares y aldeas de Flándes. Los cristianos hacen ya estas casas con sobrados y ventanas porque tienen clavazón, y se hacen tablas muy buenas, y tales, que cualquier señor se pueden aposentar largamente a su voluntad en algunas de ellas y entre las que había en la cibdad de Santa María de la Antigua del Darién, yo hice una que me costó más de mil y quinientos castellanos, y tal,...”


Gonzalo Fernández de Oviedo. 
Historia general y natural de las Indias.

jueves, 2 de enero de 2014

ALLÁ EN LAS INDIAS






VACAS EN TIERRA-FIRME


«Muchos de los que han andado en la Tierra-Firme, á la parte del Norte é mares más puestas al Septentrión, han visto muchas vacas é toros, los quales en sí son comunmente mayores reses que nuestras vacas de España. Tienen los pescueços muy llenos de lana, é la cabeca traen algo más baxa que las vacas de España: é dende las corvas á medias piernas abaxo hasta las uñas están assimesmo con mucha lana, é lo demás de su cuerpo es raso é las colas largas, de la manera que acá las tienen las vacas, é los cuernos puntiagudos y el uno contra el otro, como se verá en la figura pressente. Los machos tienen una corcoba alta sobre los hombros, é las hembras no la tienen, é la lana de lo restante del cuerpo es como merina,espessa; é no anda ni se mueve portante ni de andadura ó passeando, sino á par, como acá haría un caballo maniatado; pero son sueltos é muy salvages é innumerables. La carne dellos es buena y el cuero muy recio, é todos ellos son de color leonado escuro. Estos animales hay en mucha parte de la Tierra-Firme al Septentrión.


Gonzalo Fernández de Oviedo. 
Historia general y natural de las Indias.

viernes, 10 de mayo de 2013

ALLÁ EN LAS INDIAS






PERLAS


        “Pues que se han dicho de algunas cosas que no son de tanta estimación o prescio como las perlas, justo me parece que diga la manera de cómo se pescan, y es así: en la costa del norte, en Cubagua y Cumaná, que es donde aquesto más se ejercita, según plenariamente yo fui informado de indios y cristianos, dicen que salen de aquella isla de Cubagua muchos indios, que allí están en cuadrillas de señores particulares, vecinos de Santo Domingo y Sant Juan, y en una canoa o barca vanse por la mañana cuatro o cinco o seis o más, y donde les parece o saben ya que es la cantidad de las perlas, allí se paran en el agua, y échanse para abajo a nado los dichos indios, hasta que llegan al suelo y queda en la barca uno, la cual tiene queda todo lo que él puede, atendiendo que salgan los que han entrado debajo del agua, y después de gran espacio ha estado así debajo, sale fuera encima del agua y nadando se recoge a su barca, y presenta y pone en ella las ostias que saca, porque en ostias se hallan las dichas perlas, y descansa un poco, y come algún bocado, y después torna a entrar en el agua y está allí lo que puede, y torna a salir con las ostias que ha tornado a hallar, y hace lo que primero, y de esta manera todos los demás que son nadadores para este ejercicio, hacen lo mismo; y cuando viene la noche, y les paresce tiempo de descansar, vanse a la isla a su casa, y entregan las dichas ostias al mayordomo de su señor, que de los dichos indios tiene cargo; y aquel háceles dar de cenar, y pone en cobro las dichas ostias; y cuando tiene copia, hace que las abran, y en cada una hallan las perlas o aljófar, dos, y tres y cuatro, y cinco, y seis, muchos más granos según natura allí los puso, y guárdanse las perlas y aljófar que en las dichas ostias se hallan, y cómense las hostias si quieren, o échanlas al mar, porque hay tantas, que aborrecen, y todo lo que sobra de semejantes pescados enoja, cuanto más que ellas son muy duras y no tan buenas para comer como las de España.”


Gonzalo Fernández de Oviedo. 
Historia general y natural de las Indias.