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sábado, 30 de abril de 2022

OBITER DICTUM










«Hay parajes donde se amontonan, y otros de muchas leguas llenos del canto de los pájaros, como olvidados de la matanza. Este momento frío y gris, en que el soldado al salir de las tinieblas de la noche, mira en torno suyo los compañeros muertos, las ametralladoras rotas, la trinchera desmoronada, es el más deprimente de la guerra. Las tropas vuelven de las trincheras a sus alojamientos con una expresión de trágica demencia. Y al ventero, delante de la puerta donde se detienen a beber un vaso de vino; y a los viejos que labran los campos; y a las mujeres que guían un carricoche; a todos cuantos preguntan de la batalla, responden con el mismo gesto obstinado, con la misma voz apasionada:
—¡No pasarán!»

Ramón María del Valle-Inclán.

martes, 26 de abril de 2022

ALLÁ EN LAS INDIAS





LOS PLACERES DE LA SELVA



«Y como a otro ni otro día no se hallase comida ni señal de población, con parecer del capitán dije yo una misa como se dice en la mar, encomendando a Nuestro Señor nuestras personas y vidas, suplicándole como indigno nos sacase de tan manifiesto trabajo y perdición, porque ya se nos traslucía; porque, aunque quisiésemos volver agua arriba, no era posible por la gran corriente, pues tentar de ir por tierra era imposible, de manera que estábamos en gran peligro de muerte a causa de la gran hambre que padecíamos y a que, estando buscando el consejo de lo que se debía de hacer platicando nuestra aflicción y trabajos, acordose que eligiésemos de dos males el que al capitán y a todos pareciese menor, que fue ir adelante y seguir el río e morir, e ver lo que en él había, confiando en Nuestro Señor que tendría por bien de conservar nuestras vidas hasta ver nuestro remedio.
Y, entretanto, a falta de otros mantenimientos, vinimos a tan gran necesidad que no comíamos sino cueros, cintas y suelas de zapatos cocido con algunas yerbas, de manera que era tanta nuestra flaqueza que sobre los pies no nos podíamos tener, que unos a gatas y otros con bordones se metieron a las montañas a buscar algunas raíces que comer, y algunos hubo que comieron algunas yerbas no conocidas, los cuales estuvieron a punto de muerte, porque estaban como locos y no tenían seso; pero, como Nuestro Señor era servido que siguiésemos nuestro viaje, no murió ninguno.»

Gaspar del Carvajal.
Relación del nuevo descubrimiento del Rio Grande por el capitán Francisco de Orellana.

lunes, 25 de abril de 2022

OBITER DICTUM


 



«Los chinos son muchísimos, según es bien sabido, novecientos millones o más, y muy confusos, al menos para nosotros los occidentales: los gallegos, los castellanos, los vascos, los gascones, los bretones, los normandos, los irlandeses, los galeses, los escoceses, etcétera. Por aquí tenemos mayor variedad; también pudiera ser que la posible variedad de los chinos no sepamos verla porque la distancia y el color amarillo borran, o al menos desdibujan, las perspectivas.»


Camilo José Cela.


viernes, 22 de abril de 2022

OBITER DICTUM






«Nacida de la Revolución francesa, la Francia napoleónica estaba asociada en Europa a la Ilustración francesa. En realidad, es mejor clasificarla como la primera expresión práctica del fascismo. Aunque Napoleón sí puso en práctica algunas reformas racionales, como el sistema métrico y diversos códigos de derecho civil (que en la actualidad sobreviven en muchas regiones de influencia francesa), en la mayoría de aspectos supuso un retroceso respecto a los avances humanistas de la Ilustración. Se hizo con el poder con un golpe de estado, acabó con el gobierno constitucional, reinstauró la esclavitud, ensalzó la guerra, hizo que el Papa le coronase emperador, restableció el catolicismo como religión de estado, instaló a tres hermanos y a un cuñado en tronos extranjeros, y emprendió implacables campañas de ampliación territorial con un vergonzoso desprecio por la vida humana.»

Steven Pinker.


lunes, 18 de abril de 2022

Y EL ÓBOLO BAJO LA LENGUA






Te tira el dolor de las piernas,
te hinca lo feo su garra.
Ya quieres volar y no puedes,
hay algo que quiere añadirte
ideas de pan amasado
con cuajo que emporca la masa.
Los bajos y astrosos dolores
echados a ti te envanecen,
creyéndote físico tonto
que al fin triunfará de la muerte.
Por fin te has librado de todo:
del eco, del mal, de la nada.
Y sales, poema, tan limpio
e inútil, tan puro, que, clara
la luz que te trajo a la vida,
espejo o arroyo,
de ti se engalana.

Rogelio Buendía.

domingo, 17 de abril de 2022

OBITER DICTUM

 




«En el otoño, vino a Tashkent el comisario del batallón español del NKVD, Francisco Ortega, que tenía el grado de mayor. Presumía de campesino y hasta se ofendió cuando le dije que un abuelo mío también lo había sido, y que gran parte de la población urbana de España y del mundo entero procedía, precisamente, del campo. Él se creía con derecho a la exclusividad. Por lo demás, era un funcionario medio, típico del Partido; de maneras suaves, que nunca le miraba a uno a la cara y con quien no podía pensarse en hablar francamente, porque su principal misión era encontrar desviaciones políticas en las palabras o en las actitudes de sus subordinados. En una palabra, tenía la actitud del sacerdote fanático de cualquier religión.»


Manuel Tagüeña.


jueves, 14 de abril de 2022

OTRA BALSA EN EL AQUERONTE








OTRO MODELO DE SEGUNDA OPINIÓN


«De todos los días el que más suelen celebrar es el del aniversario de su nacimiento. En ese día consideran apropiado hacerse servir una comida más abundante que la de los demás días; en ella los persas ricos se hacen servir un buey, un caballo, un camello y un asno enteros, asados al horno, y los pobres se hacen servir animales menores. Toman pocos platos fuertes, pero muchos postres, y no todos a la vez; por esta razón los persas dicen que los griegos terminan de comer con hambre, ya que, tras la comida propiamente dicha, no se les sirve nada que merezca la pena, pues, si se les sirviera algo exquisito, no dejarían de comer. Son, además, muy dados al vino, pero no les está permitido vomitar ni orinar en presencia de otro. Esta regla, por cierto, es rígidamente observada. Por otra parte, suelen discutir los asuntos más importantes cuando están embriagados; y las decisiones que resultan de sus discusiones las plantea al día siguiente, cuando están sobrios, el dueño de la casa en que estén discutiendo. Y si, cuando están sobrios, les sigue pareciendo acertado, lo ponen en práctica; y si no les parece acertado, renuncian a ello. Asimismo, lo que hayan podido decidir provisionalmente cuando están sobrios, lo vuelven a tratar en estado de embriaguez.»

Herodoto.
Editorial Gredos.

domingo, 10 de abril de 2022

OBITER DICTUM






«Me acuerdo de que James Stewart interpretó el papel de Glen Miller en la película consagrada a la vida de este músico de jazz, cuya pieza más conocida se llamaba Moonlight Serenade.»

Georges Perec.



Moonlight Serenade

jueves, 7 de abril de 2022

OBITER DICTUM

 




    «Cuando yo era pequeño, tenía un barquito de hojalata —no existía el plástico en aquellos días— que llevaba un diminuto motor de cuerda, y solía jugar con él mientras me bañaba. Un día, en su casco apareció un agujero, el barco se llenó de agua y se hundió.»


Roal Dahl.


miércoles, 6 de abril de 2022

Y EL ÓBOLO BAJO LA LENGUA






                      SUEÑO


                                                   Para Abelardo Linares

Anónimo, profundo, varado en la negrura,
un viejo buque yace junto al acantilado.
Un silencio pirata funde su arboladura
con la grandeza inmóvil y triste del pecado.

¿De qué amatista isla o nodriza ternura
descolgó un mudo gajo de horror lo inesperado?
Bajo aquel luto ciego de coral y amargura
surge la pena en vilo de cuerpo ajusticiado.

Y no son malhechores de Cantón o de Riga
los que aflojan el pecho mandíbulas y bocas
que amortaja la luna con cintillos de guerra.

Ahorcados, tallados en las húmedas rocas,
con el puñal del alba cosido en la vejiga,
son marineros lentos de la dulce Inglaterra.

                                             Juan Sierra.

sábado, 2 de abril de 2022

OTRA BALSA EN EL AQUERONTE






EL GRAN DANUBIO


«También el Danubio, al igual que cada uno de nosotros, es un Noteentiendo, como la figura dibujada en una de las dieciséis viñetas de la tabla «Las Castas», una especie de juego de la oca del amor y de las estirpes que recuerdo haber visto colgado en una pared del Museo de la Ciudad de México. Cada una de las dieciséis viñetas de la tabla contiene tres figuras: el hombre y la mujer cuyas sangres diferentes exigen imperiosamente unirse, y un apacible niño nacido de su encuentro, que en la viñeta siguiente, ya adulto, es el protagonista del nuevo connubio, del que nace otro hijo destinado a continuar la cadena del mestizaje: el Mestizo, hijo del Español y de la India, el Castizo, su hijo, el Mulato al que una Española regala un adornado Morisco y así sucesivamente hasta el Chino, el Lobo, el Jíbaro hijo del Lobo y de la China, el Albarazado hijo de la Mulata y del Jíbaro y padre de un Cambujo, padre a su vez de un Zambaigo. La tabla aspiraría a clasificar y diferenciar rigurosamente –incluso mediante la vestimenta– las castas, sociales y raciales, pero acaba por exaltar involuntariamente eljuego caprichoso y rebelde del eros, el gran destructor de cualquier jerarquía social cerrada, el disgregador y mezclador de cualquier ordenada baraja, que alterna los oros con las copas o con las espadas para hacer posible y placentero el juego. En la penúltima viñeta, el fruto de los amores del Tente en el aire y de la Mulata deja perplejo el talento nomenclatorio del anónimo clasificador, que, en efecto, lo define como Noteentiendo. Ese Danubio que es y que no es, que nace en varias partes y de varios padres, nos recuerda que cada uno de nosotros, gracias a la múltiple y oculta trama a la que debe su existencia, es un Noteentiendo, como los pragueses de apellido alemán o los vieneses de apellido checo. Pero esta tarde, a lo largo del río que en verano, nos dicen, a veces desaparece, el paso junto al mío es tan irrefutable como el curso de agua y en su onda, siguiendo la curva de las riberas, es posible que sepa quién soy.»

Claudio Magris.
El Danubio.
Editorial Anagrama.