Mi lista de blogs

sábado, 31 de agosto de 2019

OBITER DICTUM





«Triunfan aquellos que:

Saben cuándo luchar y cuándo no.
Saben discernir cuándo utilizar muchas o pocas tropas.
Tienen tropas cuyos rangos superiores e inferiores tienen el mismo objetivo.
Se enfrentan con preparativos a enemigos desprevenidos.
Tienen generales competentes y no limitados por sus gobiernos civiles.»

Sun Tzu.

miércoles, 28 de agosto de 2019

Y EL ÓBOLO BAJO LA LENGUA





             XLI

Ameana, puella defututa,
tota milia me decem poposcit,
ista turpiculo puella naso,
decoctoris amica Formiani.
propinqui, quibus est puella curae, 
amicos medicosque conuocate:
non est sana puella nec rogare
qualis sit solet est imaginosa.


                                        Catulo

domingo, 25 de agosto de 2019

OTRA BALSA EN EL AQUERONTE






«Entonces es cuando escucho con los ojos, miro con los oídos, dándome vuelta al corazón con la cabeza, sin romper la obediente marcha. Pero ella viene ahí, sigue avanzando noche y día, conquistando mis huellas, mi goteado sueño, incorporándose desvanecida luz, finadas sombras de gritos y palabras.
       Cuando por fin, allá, concluido el instante de la última tierra, cumplida su conquista, seamos uno en el hundirnos para siempre, preparado ese golfo de oscuridad abierta, irremediable, quién sabe si a la derecha de otro nuevo camino, que como aquél también caminará hacia el mar, me tumbaré bajo retamas blancas y amarillas a recordar, a ser ya todo yo la total arboleda perdida de mi sangre.
       Y una larga memoria, de la que nunca nadie podrá tener noticia, errará escrita por los aires, definitivamente extraviada, definitivamente perdida.»


Rafael Albertí. 
La arboleda perdida. 
Alianza Editorial.

jueves, 22 de agosto de 2019

OBITER DICTUM






«Cuando a un pueblo se le obliga a aceptar cuanto favorezca determinada tendencia o partido, impidiéndole la crítica y no dejándole exponer su pensamiento, es que se le tiraniza, que no es libre, que se le oprime. Decirle al pueblo que hay un Partido y que debe, a la fuerza, formar parte de él, pues no se tolerará la constitución de ningún otro, es obligarle a la rebelión. Y este es el caso de Rusia.»


Angel Pestaña.

miércoles, 21 de agosto de 2019

Y EL ÓBOLO BAJO LA LENGUA





DA QUANDO

Da quando
ho deciso di non rispondere
mai più
a una tua lettera
nessun’altra lettera mai
ho più
Potuto
nemmeno aprirla

Lascio
che vengano
che mi cadano attorno
che giacciano laggiù ai miei piedi
capovolte e inevase
zitte
come me come ormai la mia
vita


                                                           Giorgio Bassani

domingo, 18 de agosto de 2019

OBITER DICTUM




                            
                       «Salzburgo es una fachada pérfida, en la que el mundo pinta ininterrumpidamente su falsedad, y detrás de la cual lo (o el) creador tiene que atrofiarse y pervertirse y morirse lentamente. Mi ciudad de origen es en realidad una enfermedad mortal, con la que sus habitantes nacen o a la que son arrastrados y, si en el momento decisivo no se van, se suicidan súbitamente, directa o indirectamente, antes o después, en esas condiciones espantosas, o perecen directa o indirectamente, lenta y miserablemente, en ese suelo de muerte, arquitectónico-arzobispal-embrutecido-nacionalsocialista-católico, y en el fondo totalmente enemigo del ser.»


Thomas Bernhard

miércoles, 14 de agosto de 2019

Y EL ÓBOLO BAJO LA LENGUA





SEGUNDA LECCIÓN DEL PÁRAMO

Veo anegarse la llanura helada                 
en marea de sombra que creciente         
al rojo sumidero del poniente           
conduce la blancura amordazada            

y a la noche cerrada            
unas cuantas palabras que prudente              
conseguí, menos sabio que paciente,               
traigo como remedio de la nada.              

Sólo para regalo de mis ojos              
brillan y aroman y por un momento                
chisporrotean en la llama huidiza;         

después, con otros restos y despojos               
de voluntad y de conocimiento,                 
perecen hechas brasas y ceniza.


Guillermo Carnero

sábado, 10 de agosto de 2019

ALLÁ EN LAS INDIAS





LOS YUNGAS


«Los señores naturales de ellos fueron muy temidos antiguamente, y obedecidos por sus súbditos, y se servían con gran aparato, según su usanza, trayendo consigo indios truhanes y bailadores, que siempre los estaban festejando, y otros continuo tañían y cantaban. Tenían muchas mujeres, procurando que fuesen las más hermosas que se pudiesen hallar. Y cada señor en su valle tenía sus aposentos grandes con muchos pilares de adobes, y grandes terrados y otro portales cubiertos con esteras. Y en el circuito de esta casa había una plaza grande adonde se hacían sus bailes y areytos. Y cuando el señor comía, se juntaban gran número de gente, los cuales bebían de su brebaje hecho de maíz, o de otras raíces. En estos aposentos estaban porteros que tenían cargo de guardar las puertas, y ver quien entraba o salía por ellas. Todos andaban vestidos con sus camisetas de algodón y mantas largas, y las mujeres lo mismo, salvo que la vestimenta de la mujer era grande y ancha a manera de capuz, abierta por los lados, por donde sacaban los brazos. Alguno de ellos tenían guerra unos con otros, y en partes nunca pudieron los más de ellos aprender la lengua del Cuzco. Aunque hubo tres o cuatro linajes de generaciones de estos yungas, todos ellos tenían unos ritos y usaban unas costumbres. Gastaban muchos días y noches en sus banquetes y bebidas. Y cierto, cosa es grande la cantidad de vino o chicha que estos indios beben, pues nunca dejan de tener el vaso en la mano. Solían hospedar y tratar muy bien a los españoles que pasaban por sus aposentos y recibirlos honradamente, ya no lo hacen así, porque luego que los españoles rompieron la paz, y contendieron en guerra unos con otros, por los malos tratamientos que les hacían fueron aborrecidos de los indios, y también porque algunos de los gobernadores que han tenido les han hecho entender algunas bajezas tan grandes que ya no se precian de hacer buen tratamiento a los que pasan, pero presumen de tener por mozos a algunos de los que solían ser señores. Y esto consiste y ha estado en el gobierno de los que han venido a mandar, algunos de los cuales ha parecido grave la orden del servicio de acá, y que es opresión y molestia a los naturales sustentarlos en las costumbres antiguas que tenían, las cuales si las tuvieran, ni le quebrantaban sus libertades, ni aun los dejaban de poner más cercanos a la buena policía y conversión. Porque verdaderamente pocas naciones hubo en el mundo a mi ver que tuvieron mejor gobierno que los Ingas. Salido del gobierno yo no apruebo cosa alguna antes lloro las extorsiones y malos tratamientos, y violentas muertes que los españoles han hecho en estos indios, obrados por su crueldad, sin mirar su nobleza y la virtud tan grande de su nación. Pues todos los más de estos valles están ya casi desiertos, habiendo sido en lo pasado tan poblados como muchos saben.»

Pedro de Cieza de León.

Crónica del Perú.

jueves, 8 de agosto de 2019

Y EL ÓBOLO BAJO LA LENGUA






      LUCIFERS


Les étoiles des lys ont éclairé la plaine...
Les pétales de l'astre ont éclos dans la nuit ;
De constellations de fleurs la route est pleine,
Et de moissons de feux la voûte brille et luit.

Les anges ont baissé leurs yeux sur les prairies,
Les hommes ont levé leurs yeux vers les azurs ;
Et l'échange s'est vu des blanches confréries
De l'étoile éthérée et du pétale pur.

Les pétales se sont envolés vers les voûtes...
Les étoiles se sont éprises des humains...
Et des anges aux cieux se sont trompés de routes,
Et des hommes en bas ont trouvé leurs chemins.


Robert de Montesquieu-Fézensac

viernes, 2 de agosto de 2019

OTRA BALSA EN EL AQUERONTE



LOS DÍAS FELICES


«Las clases lo son de verdad. En la primera viajan comerciantes, fabricantes de sombreros y cuellos, primeras figuras del arte y monjas. Son gente extraña: tienen nacionalidad turca, solo hablan inglés, viven en México y representan a empresas francesas con pasaportes paraguayos y argentinos. Son los colonizadores de hoy, la flor y nata de lo peorcito de México. Siguiendo con la tradición de los acompañantes y los herederos de Colón, que expoliaban a los indios, hacen que las personas de piel roja se deslomen en las plantaciones habaneras a cambio de unas corbatas rojas que hacen que los negros comulguen con la civilización europea. Se mantienen separados. Solo van a las cubiertas de segunda y tercera clase a buscar chicas guapas. La segunda clase está ocupada por los agentes comerciales que van de viaje de negocios, los que se están iniciando en el arte y los intelectuales que desgastan las teclas de las Remington. Siempre que consiguen volverse invisibles a los ojos de los contramaestres, se cuelan disimuladamente en las cubiertas de primera clase. Entran y se quedan plantados en medio, como si dijeran: «Mirad, ¿cuál es la diferencia entre nosotros? Tengo los mismos cuellos y los mismos puños». Pero enseguida los descubren y les piden que se marchen a su cubierta, incluso con cortesía. La tercera clase es el relleno de las bodegas. Se trata de la gente de las odesas de todo el mundo, que viaja en busca de trabajo: boxeadores, agentes secretos, negros. No intentan colarse en las otras clases. Les preguntan con sombría envidia a los pasajeros que bajan a su cubierta: «¿Viene de jugar a los naipes, a la préférence?». De esa zona sube un olor fuerte, mezcla de sudor, botas y hedor acre de los pañales que se están secando, y también el crujido de las hamacas y las camas desplegables de las que está plagada la cubierta, los chillidos endemoniados de los críos y los susurros de las madres que los tranquilizan igual que las madres rusas: «Ea, ea, mi amor, pobrecito mío».»


Vladímir Maiakovski. 
América.
Gallo Nero.

jueves, 1 de agosto de 2019

OBITER DICTUM






«—En nuestros países siempre había un poeta —me dijo Fidel— que no había tenido nada que ver con la Revolución y que más tarde se subía al carro desde afuera, y componía el himno nacional.

El comentario revelaba una concepción bastante singular del rol de los poetas. Puede que Fidel pensara en alguno de sus poetas oficiales, que habían volado desde las universidades de Estados Unidos y desde otros exilios igualmente cómodos a ocupar los cargos directivos de los organismos de la cultura. Después, ante la menor sugerencia soplada desde arriba, redactaban cartas de un revolucionarismo furibundo en contra de colegas que el Poder había resuelto condenar al purgatorio o al infierno. Me pareció que el menosprecio de Fidel se extendía por igual a poetas oficiales y poetas marginales, aun cuando su régimen entregaba algunas migajas en premio a la incondicionalidad de los primeros, en tanto que arrinconaba a los otros en sus covachas despapeladas y sórdidas, condenándolos al desarreglo nervioso, a la maledicencia estéril.»


Jorge Edwards