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domingo, 10 de octubre de 2021

ALLÁ EN LAS INDIAS





        UN TABARDILLO TAN VIOLENTO

Dióle el Rey cuantas facultades y poderes pidió, y el día ocho de septiembre le entregaron, como á Capitán General, los ministros reales la armada, que se componía de trescientas velas y veinte mil hombres, celebrándose con grandes alegrías, salvas y ceremonias; pero aquel mismo día le acometió un tabardillo tan violento, que le desahuciaron: recibió todos los Sacramentos, hizo testamento, y el día diecisiete murió, convirtiendo en llanto la alegría de todos; y el asombro general fué tan grande, que la armada no pudo conservarse, ni el Rey tuvo de quién confiarla.
Falleció tan pobre, que no hubo para cumplir su testamento, dejando a su fama más motivos de engrandecerle su pobreza, y para mayor honor suyo, no sólo apuró su hacienda, que pudiera ser la más opulenta de aquel siglo, sino la de sus amigos y parientes, exponiendo las vidas de todos por la tutela del Reino y perdiendo en sus empresas y conquistas un hijo, dos hermanos y muchos deudos y amigos.
Cumpliendo lo que dispuso en su testamento cerrado, otorgado en Santander a quince de septiembre de mil quinientos setenta y cuatro, fué trasladado su cadáver á la parroquia de San Nicolás de la villa de Aviles, en una arca barreteada de hierro, con sus aldabas y cerraduras, la cual pusieron sobre el mismo sepulcro que está en la referida Iglesia, al lado del Evangelio, empotrado en la pared y elevado seis pies del pavimento: encima del nicho que ocupa el arca y el sepulcro, están las armas que el Santo Rey Don Fernando dio a esta familia, que es un navío con una sierra en la proa, que va a embestir una cadena asida de dos castillos en la una parte del escudo, que está partido; en la otra, cinco flores de lis.

Gonzalo Solís.
Pedro Menéndez de Avilés.

lunes, 29 de mayo de 2017

ALLÁ EN LAS INDIAS




LA VENGANZA DE GURGIO


        «Armó tres navíos con doscientos soldados y ochenta marineros, y por Agosto de 1567 se hizo a la vela, y habiendo persuadido a su gente en el camino, cuando, por la ruta que seguía, advirtieron el engaño, llegó al río Mayo o de San Mateo, sin que los españoles, que los vieron, sospecharan que fuesen enemigos, y trabando amistad con Saturiba y otros caciques, ayudado por su compatriota Pedro Bren, que desde el año de 1565 estaba con Saturiba, infundiéndole odio contra los españoles, industriándole y a los demás caciques, por si llegaba en algún tiempo esta ocasión, concertó la manera de llevar adelante su venganza.
        En tanto que esta traición se tramaba en la Florida, intentóse en la Corte hacer novedad en los oficiales reales que había nombrado el Adelantado y aprobado el Rey, proveyendo estos empleos en los que no habían servido en aquella jornada, lo cual le hizo acudir a S. M. representándole los motivos que aconsejaban no se hiciese novedad en esto, y en efecto, nada se hizo.
        En el mes de Abril de 1568 empezaron los franceses, mandados por Gurgio y ayudados por Saturiba, otros caciques y sus indios de guerra, a poner en práctica su venganza contra los españoles, tomó a éstos, a pesar de su desesperada resistencia, por sorpresa, un fuerte que tenían en la ribera derecha y en la boca del río Sarrabahía, y después el de San Mateo, donde los franceses hablan tenido antes el fuerte de Charlefort, que les tomó el Adelantado, matando a muchos defensores, de los que sólo pudieron salvarse unos pocos, y entre ellos el Gobernador de San Mateo, Gonzalo de Villarroel. Gurgio saqueó este último fuerte con el mayor rigor, e hizo ahorcar de los árboles cercanos a todos los españoles prisioneros, poniendo un letrero que decía: «No por españoles, sino por traidores y homicidas»; por que fingen que Pedro Menéndez, cuando hizo ajusticiar a los hugonotes, puso otro que decía: «No por franceses, sino por luteranos»; y después de estas hazañas y de robar toda la artillería que pudo, temiendo Gurgio que los españoles volviesen sobre él, se embarcó a tres de mayo del mismo año 1568, y el seis de Junio llegó a la Rochela, sin que pudiesen alcanzarle unos navíos españoles que en el camino le siguieron. Desde allí pasó a Burdeos la artillería robada, habiendo perdido, además de los que perecieron en los asaltos, ocho hombres y un navío; pero lejos de hallar en la Corte el aplauso y premio que esperaba, fue perseguido para entregarle al Embajador de España y debió su salvación a la protección que los herejes le dispensaban.»


Gonzalo Solís. 
Pedro Menéndez de Avilés. 

domingo, 3 de mayo de 2015

ALLÁ EN LAS INDIAS




POR EL COLOR DE UNA CRUZ


      Volvió a porfiar en esto el Capitán francés: desengañole el Adelantado, que si la tierra se juntaba con el cielo, no había de hacer otra cosa más de lo que le tenía dicho; e ansí volvió el Capitán francés a donde estaba su gente e dixo al Adelantado que con lo que acordasen volvería luego, e ansí volvió dentro de media hora e metió en el batel las banderas e hasta 60 arcabuces, e 20 pistoletes, e cantidad de espadas e rodelas e algunas celadas e petos, e vínose a donde el Adelantado estaba, e dixo que todos aquellos franceses se rendían a su misericordia, y entregole las banderas e las armas: entonces mandó el Adelantado entrar 20 soldados en el batel e que truxesen los franceses de diez en diez: el río era estrecho e fácil de pasar; e mandó a Diego Florez de Valdés, Almirante de la armada, recibiese las banderas e armas, e anduviese en el batel hacer pasar los franceses, que no les hiciesen mal tratamiento los soldados, e apartose el Adelantado de la marina, como dos tiros de arcabuz, detrás de un medano de arena, entre unas mantas, donde la gente que en el batel venía, que pasaban los franceses, no lo podían ver: entonces dixo al Capitán francés e a otros 8 franceses que con el estaban:
      --Señores, yo tengo poca gente e no muy conoscida, e vosotros sois muchos, e andando sueltos, fácil cosa os sería satisfaceros de nosotros, por la gente que os degollamos cuando ganamos el fuerte, e ansí es menester que con las manos atrás amarradas, marchéis de aquí a 4 leguas, donde yo tengo mi real.
      Respondieron los franceses que se hiciese ansí; é con los cordones de las mechas de los soldados les amarraba las manos muy bien atrás, y los diez que venían en el batel no veían a estos que les amarraban las manos, hasta dar con ellos, porque convino hacerse ansí, a causa que los franceses que no habían pasado el río no lo entendiesen y se escandalizasen, e ansí ataron 208 franceses, a los cuales preguntó el Adelantado si había entre ellos algunos católicos que se quisiesen confesar: ochos dellos dixeron que lo eran: sacólos de allí y metiólos en el batel para que los llevasen a San Agustín: los otros respondieron que ellos eran de la nueva religión, e se tenían por muy buenos cristianos, y que esta era su ley e no otra.
      El Adelantado mandó marchar con ellos, habiéndoles primero dado de comer e beber, cuando llegaba los diez, antes que los amarrasen, lo cual se hacía antes que los suyos, que se dice... que marchase con ellos en la vanguardia, e que a un tiro de ballesta de allí hallaría una raya que él haría con una gineta que llevaba en la mano, que era en un arenal, por donde habían de caminar al fuerte de San Agustín, que los degollasen a todos, e mando al que iba en la retaguardia hiciese lo mesmo, e ansí se hizo, dexándolos allí todos muertos; e se volvió aquella noche al amanecer al fuerte de San Agustín, porque era ya puesto el sol cuando estos murieron.


Gonzalo Solís. 
Pedro Menéndez de Avilés. 






viernes, 15 de junio de 2012

ALLÁ EN LAS INDIAS





HACIA FLORIDA


“Y en esta jornada de la Florida, visto S. M. le daba provisiones e bastante recaudo que en las Indias le diesen 200 caballos e 400 infantes, pagados por 4 meses, y 3 naos de armada y artillería, municiones e bastimentos e todas las costas que pidiese e hubiese menester para echar los franceses luteranos que estaban en la Florida; pareciéndole que partiendo de Cádiz por Junio de 65, como forzoso había de ser, que irse por las islas e Indias a recoger esta caballería, infantería e navíos de armada se detendría mucho e no podría ir a la Florida hasta la primavera del año 66, e que entonces, como está dicho antes de agora, por irles a los franceses que estaban en la Florida mucho socorro de gente, artillería, armas, municiones e bastimento, se fortificarían de manera que cuando el Adelantado fuese por Marzo de 66, no podría hacer el efecto que haría si dende Cádiz se fuese derechamente a la Florida, donde los franceses estaban, antes que fuesen socorridos, o caso que lo hubiesen sido, antes que se fortificasen e ganasen la voluntad de los caciques, que este era el mayor temor que el Adelantado tenía, porque teniendo a los indios naturales de la Florida por enemigos, e a los franceses que los endustriarían para pelear, no era bastante recaudo el que el Adelantado llevaba para poner pie en aquella tierra, ni echar a los luteranos della; e aunque esta particularidad el Adelantado dixo a S. M. en Santa María de Nieva por Abril de 65, y en la Mejorada, y lo dixo a los Señores del Real Consejo de Estado e Guerra, que con él estaban, después lo vino a decir a Madrid, donde esta la Corte, al Presidente del Consejo Real de Castilla e Señores del Real Consejo de Indias, que le diesen dos galeras e dos galeotas del cargo de Don Alvaro de Bazán, para que con sus zabras e pataxes él se adelantase a la Florida, antes que los franceses fuesen socorridos, e que cuando lo hubiesen sido, él desembarcaría en otro puerto, el más cercano que hallase al suyo, que por ser los navíos que llevaba de poco agua, lo podría hacer, y allí se fortificaría, procurando hacer el mal que pudiese a los enemigos, e ganar la voluntad a los caciques; e a la primavera, con la caballería que le fuese de las Indias, ser señor de la campaña y de su puerto, porque tenían el fuerte dos leguas por el río adentro, para que no fuesen socorridos, ni los indios tratasen con ellos e que por esta orden se les haría la guerra con toda buen orden e industria, e podrían ser presto echados de la tierra de la Florida, para que no plantasen en ella su mala seta luterana.
Y porque tenía S. M. aviso que el turco marchaba poderoso sobre Malta, e que las galeras que tenía para resestirle eran pocas, y que por esto no las podía dar, aunque le parecía que la razón que el Adelantado Daba era muy buena, e lo mesmo le respondieron todos los demás señores dichos, con quien lo comunicó, otro día siguiente proveyó S. M. en la Mejorada por su Consejo de Estado e Guerra, diesen al Adelantado 500 hombres bastecidos e pagados, con 4 navíos de armada, todo a costa de S. M., para que con los 500 hombres y 10 chalupas e zabras que el Adelantado llevaba a su costa, conforme al asiento que con S. M. había tomado, sobre la población e conquista de la Florida, y que se fuese por las islas de Puerto Rico, Española e Cuba, e recogiese la caballería, infantería y navíos.
Nombró el Adelantado oficiales de la Hacienda Real a personas muy principales, y entre ellos, a Hernando de Miranda, factor que dio cuenta al Rey, y aprobó las elecciones, porque no se puede ir a conquistar y poblar tierras nuevas sin llevarlos, y su nombramiento toca al General.
En 5 de Mayo escribió de orden del Rey, Francisco de Eraso levantase más gente, y se dio la conveniente por los oficiales de la Casa de la Contratación el mismo día, con lo cual se abrieron las Atarazanas reales y se dio a Pedro Menéndez artillería y municiones de guerra y boca, y aunque mandó S. M. se le diesen 500 hombres, no tuvo efecto: solo se pusieron de cuenta del Rey 299 soldados que llevaron sueldo de 200 hombres repartido y 95 marineros con el piloto mayor, y todo lo demás que tuvo por necesario; porque la misma noticia le había hecho disponer mayor aparato que el de su obligación.”


Gonzalo Solís. 

Pedro Menéndez de Avilés.