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lunes, 28 de marzo de 2022

OBITER DICTUM






«—Sería indigno de la gran confianza depositada en mí si no hiciera todo lo que está en mis manos para mantener nuestra amada Libertonia en paz con el mundo. Me complacerá enormemente reunirme con el embajador Trentino y ofrecerle, en nombre de mi país, la mano derecha de la fraternidad. Y estoy seguro de que él aceptará este gesto con el espíritu con que es transmitido. Pero supongamos que no es así. Vaya. Yo le tiendo la mano y él la rechaza. Esto aumentará mi prestigio, ¿verdad? Yo, el jefe de un país, desairado por un embajador extranjero. ¿Quién se cree que es para venir aquí y aporrearme delante de toda mi gente? Pensémoslo. Le tiendo la mano. Y esa hiena se niega a aceptarla. ¡Vaya con el canalla ordinario y farolero! ¡No se saldrá con la suya, créanme! [Entra el embajador] Líder de Libertonia: Así que se niega a estrecharme la mano, ¿eh? [Abofetea al embajador] Embajador. ¡Señora Teasdale, esto ya es el colmo! ¡Ahora no hay vuelta atrás! ¡Es la guerra!»

Groucho Marx.

jueves, 24 de marzo de 2022

Y EL ÓBOLO BAJO LA LENGUA






SONETO PARA ACABAR UN AMOR

He quemado el pañuelo por si acaso
se pudiera tejer de nuevo el lino.
Le sobra la mitad del vaso al vino
y más de media noche al cielo raso.

Tenía que pasar esto. Y el caso
es que estando yo siempre de camino
y estando tú parada, no te vi y no
me ha cogido el amor nunca de paso.

Puede que salga a relucir la historia
porque nunca se acaba lo que acaba,
que se queda a vivir en la memoria.

Echa a andar el amor que te he tenido
y se va no sé dónde. Donde estaba.
De donde no debiera haber salido

Manuel Alcántara.

domingo, 20 de marzo de 2022

ALLÁ EN LAS INDIAS






DESPEDIDA FAMILIAR


«No se sabe de cierto qué años vivió ni cuántos reinó, mas de que comúnmente se tiene que fueron más de cincuenta los de su reinado; y así lo mostraba su cuerpo cuando yo lo vi en el Cuzco, al principio del año de mil y quinientos y sesenta, que, habiendo de venirme a España, fui a la posada del licenciado Polo Ondegardo, natural de Salamanca, que era corregidor de aquella ciudad, a besarle las manos y despedirme de él para mi viaje. El cual, entre otros favores que me hizo, me dijo: «Pues que vais a España, entrad en ese aposento; veréis algunos de los vuestros que he sacado a luz, para que llevéis que contar por allá». En el aposento hallé cinco cuerpos de los Reyes Incas, tres de varón y dos de mujer. El uno de ellos decían los indios que era este Inca Viracocha; mostraba bien su larga edad; tenía la cabeza blanca como la nieve. El segundo, decían que era el gran Túpac Inca Yupanqui, que fue bisnieto de Viracocha Inca. El tercero era Huayna Cápac, hijo de Túpac Yupanqui y tataranieto del Inca Viracocha. Los dos últimos no mostraban haber vivido tanto, que, aunque tenían canas, eran menos que las del Viracocha. La una de las mujeres era la Reina Mama Runtu, mujer de este Inca Viracocha. La otra era la Coya Mama Ocllo, madre de Huayna Cápac, y es verosímil que los indios los tuviesen juntos después de muertos, marido y mujer, como vivieron en vida. Los cuerpos estaban tan enteros que no les faltaba cabello, ceja ni pestaña. Estaban con sus vestiduras, como andaban en vida: los llautos en las cabezas, sin más ornamento ni insignias de las reales. Estaban asentados, como suelen sentarse los indios y las indias: las manos tenían cruzadas sobre el pecho, la derecha sobre la izquierda; los ojos bajos, como que miraban al suelo.»

Inca Garcilaso de la Vega.
Comentarios Reales.

martes, 15 de marzo de 2022

OBITER DICTUM






«La instalación era, en verdad, curiosa. En ella tienen residencia los encargados de los principales servicios necesarios al sector, desde el coronel jefe hasta el último de sus ordenanzas. La habitación y el despacho del coronel se hallaban entre las cuevas del primer piso. Las oficinas de escribientes, taquígrafos, dactilógrafos, delineantes, intérpretes y telefonistas ocupan el piso segundo. En el tercero están los confeccionadores y reparadores de uniformes y otras prendas de vestir, lo mismo para hombres que para los brutos: sastres, zapateros, constructores de cascos y guarnicioneros. Y en el cuarto piso, que es el último, viven en confusión fraternal varios gremios modestos de peones, albañiles y «trincheristas». Las cocinas ocupan la planta baja, y en el entresuelo hay, además, una sala de esparcimiento para los oficiales, con piano, fonógrafo, un cornetín y diversas bandurrias.»

Gaziel.

lunes, 14 de marzo de 2022

Y EL ÓBOLO BAJO LA LENGUA

 






LA ÚLTIMA INOCENCIA


Partir

en cuerpo y alma

partir.

 

Partir

deshacerse de las miradas

piedras opresoras

que duermen en la garganta.

 

He de partir

no más inercia bajo el sol

no más sangre anonadada

no más formar fila para morir.

 

He de partir

 

Pero arremete, ¡viajera!

 

Alejandra Pizarnik.


ARPILLERA Y POLVO

THOMAS EAKINS









sábado, 12 de marzo de 2022

Y EL ÓBOLO BAJO LA LENGUA






    SOLEIL


Quelqu’un vient de partir
Dans la chambre
Il reste un soupir
La vie déserte

La rue
Et la fenêtre ouverte

Un rayon de soleil
Sur la pelouse verte.


Arthur Rimbaud.

martes, 8 de marzo de 2022

OTRA BALSA EN EL AQUERONTE






              EN UN SUEÑO EN ULM


«En el corazón de aquella madriguera se alzaba la catedral de Ulm, ceñida por un octágono de casas que se encumbraba en el extremo occidental de la enorme nave, con la torre más alta del mundo, cuya aguja transparente desaparecía en un deshilachado edredón de nubes. Finalizaba un día de mercado. Estaban quitando la nieve de los toldos alquitranados y formando columnas con los cestos encajados unos en otros. Habían cargado los restos de verduras en las carretas, muchos de cuyos caballos tenían aquellas hermosas crines y colas muy rubias, y los carreteros maldecían mientras los hacían retroceder entre las lanzas de las carretas. Mujeres de mejillas coloreadas, procedentes de una veintena de pueblos, llevaban cofias almidonadas y provistas de cintas negras que debían de haber sido terribles receptáculos de nieve. Se congregaban en torno a los braseros y pisoteaban el suelo con unas botas extraordinarias como no las había visto antes ni las he vuelto a ver desde entonces: unos cilindros inmensos, anchos como el calzado de los postillones del siglo XVII , forradas de fieltro y rellenas de paja. Incomprensibles gritos dialectales se mezclaban con los bufidos y relinchos. Las aves de corral estaban agitadas, los cerdos chillaban, los ganaderos azuzaban a las reses para que salieran de los corrales medio desmontados a medida que colocaban las vallas. Aldeanos con sombreros de ala ancha, chalecos rojos y látigos en las manos charlaban en las columnatas y en el tramo de escalones bajos. Un estridente y jocoso murmullo de confabulación se mezclaba con el humo entre las macizas columnas, y las bóvedas que sostenían aquellas columnas eran los suelos de edificios medievales tan grandes y macizos como antiguos tithe barns ingleses.»

Patrick Leigh Fermor.
El tiempo de los regalos.
Peninsula.

viernes, 4 de marzo de 2022

OBITER DICTUM






«Ruano recibía allí a mucha gente, por las tardes, aunque luego cogió la costumbre de irse a escribir al hotel Fénix, al anochecer, y allí redactaba algunas veces la Penúltima hora de ABC, que era una columna toda en negritas y firmada abajo con iniciales. En general, César estaba ya cansado, enfermo, más que viejo, y aquella breve columna solía dejarme triste al día siguiente, en el periódico, porque el maestro se iba, el amigo tardío, el modelo. »

Francisco Umbral.