«Ruano recibía allí a mucha gente, por las tardes,
aunque luego cogió la costumbre de irse a escribir al hotel Fénix, al
anochecer, y allí redactaba algunas veces la Penúltima hora de ABC, que era una
columna toda en negritas y firmada abajo con iniciales. En general, César
estaba ya cansado, enfermo, más que viejo, y aquella breve columna solía
dejarme triste al día siguiente, en el periódico, porque el maestro se iba, el
amigo tardío, el modelo. »
Francisco Umbral.