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domingo, 28 de junio de 2020

ALLÁ EN LAS INDIAS







ISLA DE MAL HADO O GALVESTON


Y estando aquí ellos me contaron que después que salieron de la isla de Mal Hado, en la costa de la mar hallaron la barca en que iba el contador y los frailes al través; y que yendo pasando aquellos ríos, que son cuatro muy grandes y de muchas corrientes, les llevó las barcas en que pasaban a la mar, donde se ahogaron cuatro de ellos, y que así fueron adelante hasta que pasaron el ancón, y lo pasaron con mucho trabajo, y a quince leguas delante hallaron otro; y que cuando allí llegaron ya se les habían muerto dos compañeros en sesenta leguas que habían andado; y que todos los que quedaban estaban para lo mismo, y que en todo el camino no habían comido sino cangrejos y yerba pedrera; y llegados a este ultimo ancón, decían que hallaron en él indios que estaban comiendo moras; y como vieron a los cristianos, se fueron de allí a otro cabo; y que estando procurando y buscando manera para pasar el ancón, pasaron a ellos un indio y un cristiano, y que llegado, conocieron que era Figueroa, uno de los cuatro que habíamos enviado adelante en la isla de Mal Hado,

Alvar Núñez Cabeza de Vaca.
Naufragios y comentarios.

Espasa Calpe.

miércoles, 24 de junio de 2020

Y EL ÓBOLO BAJO LA LENGUA





Molt diré
callant en aquet poema.
Que el silenci semporti la paraula
a la profunditat.


                        Joan Brossa.

sábado, 20 de junio de 2020

OTRA BALSA EN EL AQUERONTE






EL GATO DE MARCELINE


En Navidad nos contrataron para representar los papeles de gatos y perros en La Cenicienta, en el Hippodrome de Londres. Por aquellos días era un teatro nuevo, una mezcla de teatro de vodevil y de circo, profusamente decorado y con una tramoya sensacional. El suelo de la pista se hundía y se llenaba de agua, y sobre él se ejecutaban complicados ballets. Una fila tras otra de muchachas guapas, con relucientes armaduras, entraban marcialmente y desaparecían por completo bajo el agua. Cuando se sumergía la última fila, Marceline, el gran payaso español, vestido con un esmoquin muy holgado y con un enorme sombrero de copa, aparecía...

El número de Marceline era divertido y encantador, y todo Londres enloqueció. En la escena de la cocina me dieron un pequeño papel, que tenía que representar con Marceline. Yo era un gato, y Marceline, huyendo de un perro, caía sobre mi espalda, mientras yo me bebía la leche. Se quejaba siempre de que no arqueaba la espalda lo suficiente para suavizar su caída...

Años más tarde Marceline fue al Hippodrome de Nueva York, donde también causó sensación. Pero cuando el Hippodrome suprimió la pista de circo, Marceline cayó pronto en el olvido...

Hacia 1918, el circo de tres pistas de los hermanos Ringling vino a Los Ángeles, y Marceline trabajaba con ellos. Esperaba que figuraría como la gran estrella, pero me sorprendió comprobar que era uno de tantos payasos que corrían alrededor de la enorme pista: un gran artista perdido en el vulgar lujo de un circo con tres pistas.
Fui después a su camerino y me di a conocer, recordándole que yo había hecho de gato en el Hippodrome de Londres con él. Pero reaccionó con apatía. Incluso, bajo el maquillaje de payaso, parecía malhumorado y como si estuviera sufriendo un melancólico letargo. Un año más tarde se suicidó en Nueva York. Un breve suelto en los periódicos informaba de que un inquilino de su misma casa había oído un disparo y había encontrado a Marceline tendido en el suelo con una pistola en la mano, mientras seguía sonando un disco: Moonlight and Roses. 

MOONLIGHT AND ROSES


Charles Chaplin.
Autobiografía.
Lumen.

martes, 16 de junio de 2020

OBITER DICTUM





Ya se ve qué es lo que, con la muerte en la cruz, había llegado a su final: un punto de arranque completamente originario para un movimiento budista de paz, para una efectiva, no meramente  prometida, felicidad en la tierra. Pues, ya lo he destacado, la diferencia fundamental entre ambas religiones de décadence continúa siendo ésta: el budismo no promete, sino que cumple, el cristianismo promete todo, pero no cumple nada.


                                                          Friedrich Nietzsche.

sábado, 13 de junio de 2020

OTRA BALSA EN EL AQUERONTE




Sneden’s Landings


«No sé cuál de ellas descubrió Sneden’s Landings. Sneden’s era una aldea de casas de piedra que creció en el siglo dieciocho alrededor del desembarcadero de Dobb’s Ferry en la orilla izquierda del río Hudson. La primera vez que fui a visitar a Susan Smith, toda la aldea pertenecía ya a la viuda de un escultor italiano que había trabajado con Stanford White. El lugar tenía el ambiente del Nueva York de los años noventa. Mrs. Tonetti era una mujer despierta, y gracias a su fortuna personal estaba decidida a proteger Sneden’s de ser devorado por los suburbios de la gran ciudad que todo lo absorbían, conservándola intacta para su numerosa familia y sus muchos amigos. Iba a ser un enclave de la elegancia del siglo diecinueve escondido en un pliegue de los Palisades.

Mrs. Tonetti, Susan y las Dudley tenían ideas muy claras sobre las cosas que podían encajar allí. Su estilo especial lo permeaba todo. Después de cruzar el Hudson en una antiquísima lancha de motor que iba y venía desde Dobb’s Ferry, al saltar a tierra se tenía la impresión de llegar a otro país. Otra agradable manera de llegar a Sneden’s era cruzar en el ferry que hacía el viaje regularmente desde Yonkers y andar cinco millas por una senda junto a la orilla del agua. Los matorrales de la ribera estaban llenos de pájaros. Ocasionalmente se podía ver una oropéndola o una tanagra escarlata. Las garzas salían volando de los cañaverales. Por espacio de un minuto era posible creerse en la América de Audubon. Cuando se llegaba allí siempre había algo para comer y beber, cosas que ver y cosas de que hablar. Una tarde en la casa negra de Susan era como una visita a un oasis después del polvoriento y ruidoso ajetreo de Nueva York.»


John dos Passos.

Años inolvidables.

Alianza Editorial.



viernes, 12 de junio de 2020

Y EL ÓBOLO BAJO LA LENGUA





EN EL SUR


En el sur,
todo es del tiempo;
quiero decir que no cuenta,
que le echemos tiempo al tiempo;
que no vemos las manillas
de ese gran reloj del tiempo;
quiero decir que parece
que hay un poco más de tiempo
que en las otras tres esquinas
de la rosa de los tiempos.


Antonio Murciano.

lunes, 8 de junio de 2020

OTRA BALSA EN EL AQUERONTE






CULTIVOS, REVOLUCIONES Y NATURALEZA


Los lugares ingratos y estériles, donde los productos no valen el trabajo que exigen, deben quedar incultos o desiertos, o solamente poblados de salvajes; los lugares donde el trabajo de los hombres no dé exactamente más que lo preciso, deben ser habitados por pueblos bárbaros: toda civilidad sería imposible en ellos; los lugares en que el exceso del producto sobre el trabajo es mediano, convienen a los pueblos libres; aquellos en que el terreno, abundante y fértil, rinde mucho producto con poco trabajo, exigen ser gobernados monárquicamente, a fin de que el lujo del príncipe consuma el exceso de lo que es superfluo a los súbditos; porque más vale que este exceso sea absorbido por el gobierno que disipado por los particulares. Hay excepciones, ya lo sé; pero estas mismas excepciones confirman la regla, porque producen, antes o después, revoluciones, que llevan la cuestión otra vez al orden de la Naturaleza.

Jean Jacques Rousseau.
Contrato Social.

Espasa-Calpe.

viernes, 5 de junio de 2020

OBITER DICTUM





A Agripa, (de quien no se sabe nada), Sexto Empírico atribuye otros cinco modos para llegar a la suspensión del juicio, modos de carácter dialéctico, útiles sobre todo para refutar las opiniones de los dogmáticos:
1.º el modo de la discordancia, que consiste en demostrar una disparidad que no puede superarse entre las opiniones de los filósofos y, por consiguiente, la imposibilidad de escoger entre ellas.
2.º el modo que consiste en reconocer que toda prueba parte de principios que a su vez exigen una prueba, y así hasta el infinito.
3.º el modo de la relación, por el cual nosotros conocemos el objeto en relación con nosotros, no como es en sí mismo.
4.º el modo de la hipótesis, por el cual se ve que toda demostración se funda en principios que no se demuestran, sino que se admiten por convención.
5.º el círculo vicioso (dialelismo), por el cual se supone demostrado precisamente lo que se debe demostrar: lo que demuestra la imposibilidad de la demostración.


Nicolás Abbagnano.

martes, 2 de junio de 2020

Y EL ÓBOLO BAJO LA LENGUA





QUASE UM POEMA DE AMOR


Há muito tempo já que não escrevo um poema
De amor.
E é o que eu sei fazer com mais delicadeza!
A nossa natureza
Lusitana
Tem essa humana
Graça
Feiticeira
De tornar de cristal
A mais sentimental
E baça
Bebedeira.

Mas ou seja que vou envelhecendo
E ninguém me deseje apaixonado,
Ou que a antiga paixão
Me mantenha calado
O coração
Num íntimo pudor,
— Há muito tempo já que não escrevo um poema
De amor.


Miguel Torga.

lunes, 1 de junio de 2020

OTRA BALSA EN EL AQUERONTE

 




TAL VEZ Y EL INFORTUNIO


«Has de saber que la razón necesita de la instrucción; que la instrucción nada vale sin la experiencia, y que la misma experiencia no se logra sino tras mucho esfuerzo y afán. El hombre es lo que el ejercicio ha hecho de él y nadie hay que pueda ser feliz sin haberse aprovechado de los consejos ajenos. Ahora bien: en la condición humana entra el dejar las cosas para más adelante y el contentarse con decir «tal vez» o «quizá», y sólo si se ve obligado a tomar una resolución, es cuando el hombre abrirá los ojos y adquirirá enseñanzas; pero aquel que recurra a su alma para ver claro, la encontrará vacía, si previamente no ha puesto su confianza en otros seres humanos. Al contrario, el hombre inteligente debe emplearse en hacer ejercicio y práctica de todo, antes de que las vicisitudes de la fortuna le obliguen a hacerlo. Ocupe, pues, su inteligencia y haga trabajar su atención pensando en las cosas, por miedo de tener que hacerlo un día a la fuerza, ya que el bienestar no es cosa que siempre dure. De este modo, si necesita recurrir a las experiencias de su alma, las encontrará, y si, por su suerte, no necesita recurrir a ellas, estimará en más la excelencia de su estado y sentirá mucho mayor placer, porque quien no conoce el infortunio no apreciará la felicidad como es debido.»


Abd Allãh Nãsir.

«Memorias».