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sábado, 20 de junio de 2020

OTRA BALSA EN EL AQUERONTE






EL GATO DE MARCELINE


En Navidad nos contrataron para representar los papeles de gatos y perros en La Cenicienta, en el Hippodrome de Londres. Por aquellos días era un teatro nuevo, una mezcla de teatro de vodevil y de circo, profusamente decorado y con una tramoya sensacional. El suelo de la pista se hundía y se llenaba de agua, y sobre él se ejecutaban complicados ballets. Una fila tras otra de muchachas guapas, con relucientes armaduras, entraban marcialmente y desaparecían por completo bajo el agua. Cuando se sumergía la última fila, Marceline, el gran payaso español, vestido con un esmoquin muy holgado y con un enorme sombrero de copa, aparecía...

El número de Marceline era divertido y encantador, y todo Londres enloqueció. En la escena de la cocina me dieron un pequeño papel, que tenía que representar con Marceline. Yo era un gato, y Marceline, huyendo de un perro, caía sobre mi espalda, mientras yo me bebía la leche. Se quejaba siempre de que no arqueaba la espalda lo suficiente para suavizar su caída...

Años más tarde Marceline fue al Hippodrome de Nueva York, donde también causó sensación. Pero cuando el Hippodrome suprimió la pista de circo, Marceline cayó pronto en el olvido...

Hacia 1918, el circo de tres pistas de los hermanos Ringling vino a Los Ángeles, y Marceline trabajaba con ellos. Esperaba que figuraría como la gran estrella, pero me sorprendió comprobar que era uno de tantos payasos que corrían alrededor de la enorme pista: un gran artista perdido en el vulgar lujo de un circo con tres pistas.
Fui después a su camerino y me di a conocer, recordándole que yo había hecho de gato en el Hippodrome de Londres con él. Pero reaccionó con apatía. Incluso, bajo el maquillaje de payaso, parecía malhumorado y como si estuviera sufriendo un melancólico letargo. Un año más tarde se suicidó en Nueva York. Un breve suelto en los periódicos informaba de que un inquilino de su misma casa había oído un disparo y había encontrado a Marceline tendido en el suelo con una pistola en la mano, mientras seguía sonando un disco: Moonlight and Roses. 

MOONLIGHT AND ROSES


Charles Chaplin.
Autobiografía.
Lumen.