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miércoles, 25 de octubre de 2017

Y EL ÓBOLO BAJO LA LENGUA






                      EVA


Entre todas las doncellas que pastan
en los patios del Sofista ninguna más hermosa
que Eva,

Eva, la del cuello especialmente creado
para ramonear hierba en otros planetas.

Eva,
ahora sólo eres un agujero donde el zorro
esconde sus tesoros epilépticos.

Eva,
por tu anillo
pasaban tiritando, el falo erecto, los planetas
iracundos.

Eva y yo a picotazos disputábamos
los gusanillos de los años.
Ustedes son jóvenes,
ustedes nunca sabrán cómo era este
poblado en el tiempo en que la ciudad vivía
colgada del rabo de los purísimos mandriles.

La corniveleta muchacha llegaba. Hervía la ciudad.
En los billares pastan las calumnias,
en los circos cacarea la arena.

Me saltan las lágrimas cuando el Dandy
me conduce a los balnearios donde Eva los
obeliscos de nuestra pasión empollaba.

Por las playas buscábamos delirios, quizá estrellas,
megaterios.

Decenios recorrimos las arenas
hasta reconocer tus ojos en una malagua.

Eva: tu belleza ofendió a las matronas.

El Inquisidor mandó desnudarte: en tus senos
los alguaciles descubrieron huellas de los mordiscos
del Giboso.

El gentío aulló: esa misma tarde te condujeron
a la hoguera.

Desde entonces ardes
y a veces en las noches me despiertan
los chillidos de tu calavera azul.


Manuel Scorza

viernes, 31 de enero de 2014

Y EL ÓBOLO BAJO LA LENGUA






         EL DESTERRADO


Cuando éramos niños,
y los padres
nos negaban diez centavos de fulgor,
a nosotros
nos gustaba desterrarnos a los parques,
para que viéramos que hacíamos falta,
y caminaran tras su corazón
hasta volverse mas humildes y pequeños que nosotros.

Entonces era hermoso regresar!

Pero un día
parten de verdad los barcos de juguete,
cruzamos corredores, vergüenzas, años;
y son las tres de la tarde
y el sol no calienta la miseria.
Un impresor misterioso
pone la palabra tristeza
en la primera plana de todos los periódicos.

Ay, un día caminando comprendemos
que estamos en una cárcel de muros que se alejan...

Y es imposible regresar.

Manuel Scorza