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sábado, 7 de octubre de 2017

OTRA BALSA EN EL AQUERONTE






                             RETRATO DE BELMONTE


       “Si yo hubiera visto el retrato, que debió ser carátula a este libro, hecho a Belmonte por Romero de Torres, no habría tenido necesidad de tratarlo tan familiarmente para darme cuenta y razón cabal del espíritu de Belmonte. Aquella serenidad heroica en las líneas y en el espíritu: aquella honda, desoladora y trágica mirada llena de un profundo desconsuelo; aquel gesto resignado ante el Destino; aquel dolor que bien se ve que no es el dolor por las frágiles heridas humanas; aquel hombre en quien se ve que conoce la vida, la gloria, la fortuna, el amor y la muerte y que sin embargo está demandando a la Sombra una pavorosa respuesta que él presiente y espera, fuerte, seguro y resignado; aquella desnudez que apenas cubre la capa embrocada y áurea; aquel conjunto en el cual está casi sonriendo este Prometeo, mientras que por dentro los buitres le roen las entrañas; aquellos ojos nublados ya por un llanto sin lágrimas que va a estallar inminente; aquella contracción de los labios que es como un sollozo muerto al nacer; aquel rostro produce la misma angustia de pesadilla que produciría ver acabarse la mecha del polvorín que nos va a hacer volar; produce aquel efecto de lo trágico inmediato; de lo que va a producirse ya; da la sensación de angustia indescriptible que tenemos en el instante en que va a producirse una cosa siniestra, aquel breve y eterno segundo que precede al estallido de una tragedia, que es como el último movimiento en los labios que van a darnos una mala noticia; eso que yo no puedo explicar y que sólo podría sugerir diciendo que Belmonte, en ese lienzo, produce el efecto mismo que el instante supremo de la pesadilla cuando vamos a despertar.”


Abraham Valdelomar. 
Belmonte. Ensayo de una estética futura. 

lunes, 12 de junio de 2017

OBITER DICTUM





        “…esta ciudad es la mas bella del mundo. París me dio asco. Nueva York, cansancio y risa. Roma, sólo Roma es la ciudad de Europa donde el espíritu nuestro puede gozar de fruiciones intimas. Aquí escribo a diario, escribo mucho, pienso, medito.”


Abraham Valdelomar

sábado, 12 de julio de 2014

Y EL ÓBOLO BAJO LA LENGUA






                           LA DANZA DE LAS HORAS


Hoy, que está la mañana fresca, azul y lozana;
hoy, que parece un niño juguetón la mañana,
y el sol parece como que quisiera subir
corriendo por las nubes, en la extensión lejana,
      hoy quisiera reír…

Hoy, que la tarde esta dorada y encendida;
en que cantan los campos una canción de vida,
bajo el cóncavo cielo que se copia en el mar,
hoy, la Muerte parece que estuviera dormida,
      hoy quisiera besar…

Hoy, que la luna tiene un color ceniciento;
hoy, que me dice cosas tan ambiguas el viento
a cuyo paso eriza su cabellera el mar;
hoy, que las horas tienen un sonido más lento,
      hoy quisiera llorar…

Hoy, que la noche tiene una trágica duda,
en que vaga en la sombra una pregunta muda;
en que se siente que algo siniestro va a venir,
que se baña en el pecho la Tristeza desnuda,
      hoy quisiera morir…


                                                             Abraham Valdelomar

viernes, 6 de enero de 2012

Y EL ÓBOLO BAJO LA LENGUA





                        TRISTITIA


Mi infancia que fue dulce, serena, triste y sola
se deslizó en la paz de una aldea lejana,
entre el manso rumor con que muere una ola
y el tañer doloroso de una vieja campana.

Dábame el mar la nota de su melancolía,
el cielo la serena quietud de su belleza,
los besos de mi madre una dulce alegría
y la muerte del sol una vaga tristeza.

En la mañana azul, al despertar, sentía
el canto de las olas como una melodía
y luego el soplo denso, perfumado del mar,

y lo que él me dijera aún en mi alma persiste;
mi padre era callado y mi madre era triste
y la alegría nadie me la supo enseñar…


                                     Abraham Valdelomar