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miércoles, 2 de julio de 2025

OTRA BALSA EN EL AQUERONTE




PLOMO Y FUEGO


«Aquel miliciano español, nuestro soldado elemental de una guerra disparatada, mandado por jefes y oficiales españoles profesionales y de milicias, ni siquiera recibía promesas de bandas, de premios ni de cruces; no se le excitaba con el retintín de las charangas, con arengas altisonantes, ni con desfiles pomposos, y solemnes… El sólo sabía del plomo, del fuego, de los muros que se derrumban, de las tierras que se revuelven, de los raíles retorcidos y erguidos hacia el cielo tras los bombardeos, del dolor, de la angustia, del lodo, del hambre, de la ansiedad por la suerte de la mujer y los hijos dejados atrás, en un sótano…; y al fin de la jornada, con los músculos relajados y los nervios tensos porque el peligro continuaba acechando, se sentía con la conciencia tranquila al haber podido conservar su puesto de combate; luego, la emoción por la ausencia definitiva del compañero caído, y la rutina del rancho miserable y frío, que se extrae, cuando se tiene, del fondo del macuto, del agua sucia que hay que ir a beber del balde oculto en un recodo de la trinchera…; y la noche en que se dormita, mientras otros velan y el cañón o el mortero no dejan de tronar.»


Vicente Rojo.

Así fue la defensa de Madrid.

Ediciones Era. 

sábado, 2 de diciembre de 2023

OTRA BALSA EN EL AQUERONTE

 



AQUELLA TERRIBLE MÚSICA


«No hubo en todo el tiempo de la batalla motivo para temer que aquella corriente espiritual produjese estragos en la línea de fuego ni en los hogares porque, en suma, representaba la voluntad de sobrevivir a una catástrofe. Por eso, aunque se alteró el ritmo de la ciudad, no modificó sus esenciales matices. No se interrumpieron los espectáculos públicos, ni siquiera en los locales que se hallaban próximos al frente de combate o bajo el fuego de los cañones, en los ejes de tiro preferidos por éstos; a las tiendas de las calles más frecuentemente visitadas por los proyectiles, las gentes acudían por igual en busca del sedante para sus nervios y para sus estómagos; y los escolares no dejaron de acudir a las aulas, ni los niños dejaron de jugar al sol, en las plazas y paseos alejados del frente, por fortuna, sin comprender la trágica armonía y el significado de aquella terrible música que llegaba a sus oídos.»


Vicente Rojo.

Así fue la defensa de Madrid.

Ediciones Era.


jueves, 9 de junio de 2022

OTRA BALSA EN EL AQUERONTE





LOS ROJOS DE ROJO Y DIOS


«El doctor (Gobierno), al despedirse del paciente, le había recetado simplemente unos paliativos sin trascendencia curativa alguna, dejándolo en manos de Dios para que la fe y la naturaleza hiciesen lo que la ciencia rectora de la política no había sabido o podido hacer. Y fueron esa fe, a través de la moral de guerra, y esa obra de la naturaleza, a través de la voluntad (savia inextinguible en el hombre español, en sus horas difíciles), las que produjeron una exaltación de la moral, a la que contribuyeron poderosamente los dirigentes políticos, viejos y jóvenes, que voluntariamente se quedaron en Madrid conservando sin desmoralizar el espíritu de sacrificio, luchando hasta el fin, y gracias a él, y sus arengas habladas o escritas en la prensa y radio, mantuvieron encendida la pasión de lucha. Todo eso provocó la revulsión necesaria devolviendo al enfermo una vitalidad inusitada, en la que se ponía de relieve que la combatividad del hombre que se batía defendiendo ideales, bien o mal comprendidos, pero ideales al fin, no se había extinguido todavía.»


Vicente Rojo.

Así fue la defensa de Madrid.

Ediciones Era.


jueves, 14 de julio de 2016

OTRA BALSA EN EL AQUERONTE



MODESTO


«Modesto me puso al corriente de los detalles de organización y me dio toda una serie de indicaciones que me fueron muy valiosas. Con muchos defectos y muchas cualidades, Modesto, el antiguo carpintero, era un jefe militar de verdad, y no una figura decorativa prefabricada por los servicios de propaganda. Contaba además, con el apoyo de la dirección del Partido Comunista, que, por su disciplina, lo consideraba el cuadro militar de más confianza, por esto lo habían incorporado al Comité Central. Es cierto que los comunistas llegaron a tener tanta fuerza en nuestra guerra, que podían anular a cualquier jefe militar si lo consideraban conveniente, pero no podían crear un mando militar que respondiera de verdad, en los combates frente al enemigo, si el elegido no poseía cualidades para ello. Sin embargo, Modesto no era hombre que supiera atraerse a los que tenían que colaborar con él. Era sarcástico, poco franco, despótico y, a veces, brutal. Contaba, naturalmente, con el grupo de incondicionales que inevitablemente siempre rodean a un jefe civil o militar; pero este grupo fue siempre reducido. Nunca simpatizamos, pero durante el tiempo que estuve bajo su mando, su trato conmigo fue siempre correcto, aparte de sus inevitables ironías.»


Manuel Tagüeña.

Testimonio de dos guerras.

Editorial Planeta.


domingo, 12 de junio de 2016

OBITER DICTUM






«El desgaste es el carácter más sombrío y cruel que puede tener una batalla para el que resiste al ataque. Porque, a través de la implacable destrucción diaria, sistemática, sin discriminación de daños y objetivos, se busca el agotamiento, el renunciamiento, la muerte lenta del rival por el incesante decrecimiento de sus fuerzas morales, psíquicas, materiales y orgánicas, es decir, de todas las fuentes de fuerza. Nuestro adversario no pudo lograr en Madrid ese desgaste de manera cabal, a pesar de los inmensos daños que sufrimos a lo largo de cinco meses. Por el contrario, provocaría su propio desgaste viendo esterilizarse todos sus esfuerzos sin alcanzar sus objetivos.»

Vicente Rojo.

viernes, 4 de julio de 2014

OBITER DICTUM






«Entre las gentes que pululaban en torno al comando no faltaban los hombres que se consideraban indispensables para ciertas funciones y quienes a toda costa querían ser el relevo de los que ejercían determinados mandos o desempeñaban cargos de responsabilidad; tampoco escaseaban los de aspecto facineroso que aspiraban (o pretendían) remediarlo todo por la violencia, pero que, invariablemente, no estaban nunca bien dispuestos a aplicarla batiéndose en la línea de fuego; naturalmente eran éstos los fanfarrones y matones de siempre, esa auténtica élite de truhanes que actúa en la retaguardia de los frentes de combate en todas las guerras, especialmente en las civiles y en las revoluciones; verdaderos especialistas en el ataque a traición o en pandilla contra los indefensos. »

Vicente Rojo.

jueves, 15 de marzo de 2012

OTRA BALSA EN EL AQUERONTE






EL SABOR DE UN PAISAJE

«Esta idea, que estimo básica para percibir la mutación que se iba a operar en la perspectiva de la guerra, tal vez la reciban con ira o con desprecio, o con odio, o con desdén, quienes manejan aquellos intereses e ideologías, a pesar de lo cual no he dejado de escribirla porque soy español y porque sé de las nobles reacciones de mi pueblo al que creo conocer: pude estudiarlo y comprenderlo a lo largo de una vida vulgar, pero fecunda: en los colegios donde comencé mi educación, en los cuartos de banderas, en las minas, en las fábricas, en los clubes aristocráticos y en las mansiones señoriales, en los cenáculos literarios, en las sacristías, en las logias, en las iglesias y en los mercados, donde viven, bullendo o dormitando, las clases sociales, hombres, mujeres, niños, viejos, artistas, pensadores y labriegos. En todos esos lugares he estado, he hablado con mis compatriotas de tú a tú, los he escuchado y he convivido con ellos y, lo que es lo mismo, he podido saborear y captar el ambiente y el panorama sin conformarme con observarlo como se pueden contemplar una película o un paisaje; y todo eso he podido hacerlo libre y dignamente, sin ser amo ni siervo, clérigo ni masón, marxista ni falangista, es decir, sin ser otra cosa que lo que somos muchos españoles, celosos defensores de la independencia nacional, gentes de fe y patriotas sin alharacas. Porque así he conocido a mi pueblo, he podido admirarlo y tener fe en él y en sus obras. »

Vicente Rojo.
Así fue la defensa de Madrid.
Ediciones Era.