Lef
Veo a los amigos que un día hicieron
conmigo el prodigioso viaje de la juventud y los hallo cambiados y
desconocidos; la sombra de un cuidado se extiende sobre sus frentes y, con la
vista baja, parecen avergonzados de haber sido jóvenes un día.
En aquel tiempo, ya lejano, parecían tener
alas y exhalaban un hálito de fuego por sus ávidas bocas; sus frentes
resplandecían como altas tiaras.
Pero hoy son semejantes a viudas que se
envuelven entre velos; y con sus frías miradas parecen advertir que han muerto ya
para el amor.
Rafael
Cansinos Asens.