Vav
La noche tiene espejos
profundos y opacos, en los cuales se refleja la verdad como en un pozo.
Espejos diáfanos, claros y
opacos, a la manera de los valles, en los cuales el más pequeño detalle resalta
ante los ojos y que tienen la inexorable serenidad de la conciencia.
Espejos claros y tranquilos,
semejantes a las lunas que descubren los guijarros del sendero; y ante los
cuales el hombre libertino puede contar todas sus arrugas y la mujer impura
todas sus manchas.
Espejos lúcidos y diáfanos,
en cuyo fondo cárdeno se reflejan frentes pálidas, mejillas descarnadas y ojos
verticales como abismos.
Espejos de reproches y de
remordimientos, cuyos cristales se empañan de suspiros y que son como lunas
veladas, bajo el hálito frío de los infortunados.
Rafael
Cansinos Assens.