“Personas como él, útiles para los demás,
en el fondo son muy desgraciadas, porque a la hora de la verdad están
condenadas a la más absoluta de las soledades. Es cierto que buscan otros congéneres;
pero incluso cuando –a veces—les parece que los han encontrado en tal país o
ciudad, cuando ya los han conocido a fondo, un buen día se despiertan con la
sensación de que nada les une a ellos, que pueden marcharse de ese lugar en
cualquier momento, pues de pronto descubren que las ha deslumbrado otro país y
otra gente, y que el acontecimiento que ayer mismo las fascinaba ha palidecido,
perdiendo todo sentido e importancia.”
Ryszard
Kapuscinski.