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viernes, 5 de diciembre de 2014

ALLÁ EN LAS INDIAS





LO QUE YO VIDE POR VISTA DE OJOS


“Al principio desta relación se dijo cómo el gobernador Pedro de Orsúa era caballero, y del reino de Navarra; agora trataremos aquí algo de su persona, condicion y costumbres. Era Pedro de Orsúa mancebo de hasta treinta y cinco años, de mediana disposicion y algo delicado, de miembros bien proporcionados para el tamaño de su persona. Tenia la cara hermosa y alegre, la barba çaheña y bien puesta y poblada. Era gentil hombre y de buena prática y conversación, y mostrábase muy afable y compañero con sus soldados. Presciábase de andar muy polido, y ansí lo era en todas sus cosas. Parescia que tenia gracia especial en sus palabras, porque á todos los más que comunicaba atraía á su querer y voluntad; trataba á sus soldados bien y con mucha crianza. Fué más misericordioso que riguroso. Era extremado en aventajarse de entender en la gineta y la brida, porque siempre lo mostró ser muy galan caballero, porque muchos que lo entendian le reconocian ventaja en esto. Sobre todo sirvió bien á Su Majestad, bien y fielmente, sin que en él se hallase cosa en contrario, ni aun en el pensamiento, según lo que en él se conosció. Mientras tuvo estas condiciones arriba dichas fué siempre bien quisto y amado de todos; pero como dicen que pocos de los mortales viven sin falta, entre estas virtudes tuvo algunos vicios y resabios, aunque se creyó que doña Inés, su amiga, le hizo tomar los más dellos; aunque muchos que le habíamos más entendido su condicion, no podiamos creer sino que su enfermedad era causa de haberse mudado, sino que como sean tantos los que iban, y cada de diferente condicion y opinion, unos decian tener la culpa doña Inés, su amiga, y otros su enfermedad, porque, cierto, hasta que anduvo indispuesto no habia hecho mudanza en su buena condicion, y habia harto tiempo tratado con la doña Inés. Hágalo una cosa ú otra, parescía en alguna manera codicioso, aunque cuando era menester era largo en dar y más en prometer. Si tenia necesidad de alguno hacíale grandes ofertas y promesas, y desde que le tenia donde no se podia desasir y hecho todo lo que pretendia, no cumplia todo lo que prometia, aunque este vicio es comun á los capitanes por la mayor parte de Indias; y si via alguna cosa ó presea buena á algún soldado de los suyos, luego se lo cudiciaba y trataba ferias y procuraba haberla en su poder. Fué en alguna manera ingrato á sus amigos y á los que le habían servido ó hecho por él. Usaba poco la caridad con los enfermos ó necesitados; pocas veces los visitaba. Guardaba los enojos y rencores por mucho tiempo, y habíase hecho remiso y descuidado en la buena gobernacion y disciplina de su campo y armada, y mal acondicionado y desabrido, tanto, que los que primero le conociamos deciamos unos con otros que no era posible que fuese Pedro de Orsúa o que estuviese en su libre juicio. Finalmente, era muy enamorado y dado á mujeres, aunque honesto en no tratar en ellas, ni loarse de lo que en semejantes negocios acaece á muchos. Vivió sólo tres meses y tres dias desde que se embarcó en el astillero hasta que le mataron. Embarcóse á los veinte y seis de septiembre de mil y quinientos y sesenta y uno años. Los que aquella noche se hallaron en matar a Pedro de Orsúa, Gobernador, y á su teniente don Juan de Vargas, según lo que yo vide por vista de ojos, porque me hallé con el Gobernador, y es muy cierto, porque demas desto, ellos después se loaban dello, son los siguientes:
Don Fernado de Guzman, Juan Alonso de la Bandera, Lorenzo de Salduendo, Alonso de Montoya, Miguel Serrano de Cáceres, Pedro de Miranda, mulato; Pero Hernández, Martin Perez, Diego de torres, Cristobal Fernandez, Alonso de Villena, Juan de Vargas, canario, y el cruel tirano Lope de Aguirre, cabeza y inventor de maldades.”

Francisco Vázquez. Relación de todo lo que sucedió en la jornada de Omagua…