LO QUE YO VIDE POR VISTA DE OJOS
“Al
principio desta relación se dijo cómo el gobernador Pedro de Orsúa era
caballero, y del reino de Navarra; agora trataremos aquí algo de su persona,
condicion y costumbres. Era Pedro de Orsúa mancebo de hasta treinta y cinco
años, de mediana disposicion y algo delicado, de miembros bien proporcionados
para el tamaño de su persona. Tenia la cara hermosa y alegre, la barba çaheña y
bien puesta y poblada. Era gentil hombre y de buena prática y conversación, y
mostrábase muy afable y compañero con sus soldados. Presciábase de andar muy
polido, y ansí lo era en todas sus cosas. Parescia que tenia gracia especial en
sus palabras, porque á todos los más que comunicaba atraía á su querer y
voluntad; trataba á sus soldados bien y con mucha crianza. Fué más
misericordioso que riguroso. Era extremado en aventajarse de entender en la
gineta y la brida, porque siempre lo mostró ser muy galan caballero, porque
muchos que lo entendian le reconocian ventaja en esto. Sobre todo sirvió bien á
Su Majestad, bien y fielmente, sin que en él se hallase cosa en contrario, ni
aun en el pensamiento, según lo que en él se conosció. Mientras tuvo estas condiciones
arriba dichas fué siempre bien quisto y amado de todos; pero como dicen que
pocos de los mortales viven sin falta, entre estas virtudes tuvo algunos vicios
y resabios, aunque se creyó que doña Inés, su amiga, le hizo tomar los más
dellos; aunque muchos que le habíamos más entendido su condicion, no podiamos
creer sino que su enfermedad era causa de haberse mudado, sino que como sean
tantos los que iban, y cada de diferente condicion y opinion, unos decian tener
la culpa doña Inés, su amiga, y otros su enfermedad, porque, cierto, hasta que
anduvo indispuesto no habia hecho mudanza en su buena condicion, y habia harto
tiempo tratado con la doña Inés. Hágalo una cosa ú otra, parescía en alguna manera
codicioso, aunque cuando era menester era largo en dar y más en prometer. Si
tenia necesidad de alguno hacíale grandes ofertas y promesas, y desde que le
tenia donde no se podia desasir y hecho todo lo que pretendia, no cumplia todo
lo que prometia, aunque este vicio es comun á los capitanes por la mayor parte
de Indias; y si via alguna cosa ó presea buena á algún soldado de los suyos,
luego se lo cudiciaba y trataba ferias y procuraba haberla en su poder. Fué en
alguna manera ingrato á sus amigos y á los que le habían servido ó hecho por
él. Usaba poco la caridad con los enfermos ó necesitados; pocas veces los
visitaba. Guardaba los enojos y rencores por mucho tiempo, y habíase hecho
remiso y descuidado en la buena gobernacion y disciplina de su campo y armada,
y mal acondicionado y desabrido, tanto, que los que primero le conociamos
deciamos unos con otros que no era posible que fuese Pedro de Orsúa o que
estuviese en su libre juicio. Finalmente, era muy enamorado y dado á mujeres,
aunque honesto en no tratar en ellas, ni loarse de lo que en semejantes negocios
acaece á muchos. Vivió sólo tres meses y tres dias desde que se embarcó en el
astillero hasta que le mataron. Embarcóse á los veinte y seis de septiembre de
mil y quinientos y sesenta y uno años. Los que aquella noche se hallaron en
matar a Pedro de Orsúa, Gobernador, y á su teniente don Juan de Vargas, según
lo que yo vide por vista de ojos, porque me hallé con el Gobernador, y es muy
cierto, porque demas desto, ellos después se loaban dello, son los siguientes:
Don
Fernado de Guzman, Juan Alonso de la
Bandera , Lorenzo de Salduendo, Alonso de Montoya, Miguel
Serrano de Cáceres, Pedro de Miranda, mulato; Pero Hernández, Martin Perez,
Diego de torres, Cristobal Fernandez, Alonso de Villena, Juan de Vargas,
canario, y el cruel tirano Lope de Aguirre, cabeza y inventor de maldades.”
Francisco Vázquez. Relación de todo lo que sucedió en la
jornada de Omagua…