“¿Qué tiene de extraño que esos
oscuros trabajadores (pedir limosna es género de trabajo, y también es arte, y
es a veces, en la estación de invierno, ruda y peligrosa faena) rellenen su
hucha y su peto y su alcancía, en el temor de una forzosa suspensión de su
labor, de un período de enfermedad y reclusión, o meramente por desquitarse, a
solas, en la fría y oscura cárcel de su chiribitil, mirando a la luz de una
candileja ahumada los bonitos alfonsos brillantes, cuyo reflejo convierte
momentáneamente la mísera covacha en mágico palacio por la fuerza de la
imaginación?”
Emilia
Pardo Bazán.