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martes, 15 de diciembre de 2015

OBITER DICTUM





La Sevilla clásica, la que Bizet y Albéniz llevaron al pentágrama, se ha extinguido suavemente en la dulzura, del recuerdo, tal que un aroma que se fue poco a poco. La Sevilla actual madruga, trabaja, habla de operaciones bursátiles y pide un puesto en la batalla mercantil del mundo. En la famosa calle de las Sierpes la gente ya no se detiene, como antes, sino que camina; los sevillanos de hoy no necesitan, como los sevillanos de ayer, detenerse para hablar. Los toros se van, y con ellos declinan los mantones filipinos, y la majeza de los hombres, y el alborozo de los bailes andaluces, y la ruidosa alegría de las tartanas...

La capa ha desaparecido.


Eduardo Zamacois