«Sabido es que a la injusta ley que permitía la redención a metálico y otorgaba el privilegio de la sustitución a los reclutas nacidos en determinadas provincias siguió la que estableció el servicio militar obligatorio, que hizo más patente la división de clases con la creación de los llamados "soldados de cuota"; y aunque algún Gobierno quiso que pobres y ricos sufrieran por igual los peligros de la guerra, bien pronto los adinerados obtuvieron concesiones que les colocaron a cubierto de las penalidades de la vida de campaña y aún de las molestias de la de guarnición. Ello, sobre aumentar el antagonismo entre humildes y poderosos, sentó el siguiente absurdo: que la obligación de defender la Patria con las armas era mayor en quienes nada tenían que perder que en quienes tenían algo que guardar».
Emilio Mola.