MOROS
EN LANZAROTE
Aunque esta isla está sometida al rey de España no hay en ella sino una
sola ciudad habitada por cristianos. Está situada al levante y se llama
Lanzarote, como la isla. Pero habiéndonos impedido los vientos llegar ahí,
entramos en un puerto situado al norte de la isla, que se llama Rabicán. Según
lo que nos habían informado los tripulantes del buque, esperábamos encontrar
agua en ese lugar.
Fui a tierra con diez hombres, de ellos cuatro alemanes, no desconfiando
de nada porque este sitio está ordinariamente deshabitado. Pero Dios y nuestra
desgracia quisieron que a causa de una gran sequía se hubiera permitido a los
árabes de Berbería, que moran en la costa, a diez y siete leguas frente a esta isla,
venir a apacentar sus cabras y camellos. Desde allí llevan con la Berbería
comercio de leche, bestias y queso y pagan por este favor un tributo al
Gobernador. Habiendo pues venido los árabes, según su costumbre, a abrevar sus
rebaños en el puerto de Rabicón, nos percibieron y nos tomaron por franceses, porque
en esa época la Francia estaba en guerra con España y la flota francesa
navegaba por las cercanías de esas islas para atacar los navios que iban de
Indias a España y apresarlos.
Los moros se reunieron en una altura a diez pasos de nosotros, en número
de cerca de ochenta y comenzaron en el momento en que menos lo esperábamos, a
tirarnos grandes piedras, ordinario modo de pelear suyo y ejercicio en que son
muy diestros. Estos bárbaros son ágiles en la lucha, corren rápidamente y
saltan como siervos. Muchos daños nos causaron, hirieron varios de los nuestros
y a mi mismo en la cabeza.
Nikolaus Federmann.
Narración
del primer viaje a Venezuela.