LO QUE SIENTEN DEL ÁNIMA
“Bien pensaban estos mexicanos que las
ánimas eran inmortales, y que penaban o gozaban según vivieron, y toda su
religión a esto se encaminaba; pero donde más claramente lo mostraban, era en
los mortuorios. Tenían que había nueve lugares en la tierra donde iban a morar
los difuntos: uno junto al Sol, y que los hombres buenos, los muertos en batalla
y sacrificados iban a la casa del Sol, y que los malos se quedaban acá en la
tierra; y repartíanse deesta manera: los niños y mal paridos iban a un lugar,
los que morían de vejez o enfermedad iban a otro, los que morían súbita y
arrebatadamente iban a otro, los muertos de heridas y mal pegajoso iban a otro,
los ahogados a otro; los justiciados por delitos, como eran hurto y adulterio,
a otro; los que mataban a sus padres, hijos y mujeres, tenían casa por sí.
También estaban por su cabo los que mataban al señor y a sacerdote alguno.
La gente menuda comúnmente se enterraba.
Los señores y ricos hombres se quemaban, y quemados, los sepultaban. En las
mortajas había gran diferencia, y más vestidos iban muertos que anduvieron
vivos. Amortajaban las mujeres de otra manera que a los hombres, ni que a los
niños. Al que moría por adúltero vestían como al dios de la lujuria, dicho
Tlazolteutl; al ahogado, como a Tlaloc, dios del agua; al borracho, como a
Ometochtli, dios del vino; al soldado, como a Uitcilopuchtli; y finalmente, a
cada oficial daban el traje del ídolo de aquel oficio."
Francisco
López de Gomara.
Historia de la conquista de México.
Historia de la conquista de México.