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jueves, 3 de septiembre de 2015

OTRA BALSA EN EL AQUERONTE







EN MÉXICO


 “Dillon, que era director del programa que se llamaba Max Factor Hollywood, el mejor show de televisión que había en México, [vino a Los Globos] y me dijo: “Mire, Valdés, yo estaría muy contento si usted dirigiera cuatro semanas el show de Max Factor Hollywood. Necesitamos un individuo como usted, un director que baile, que tenga sus propios números, que dirija su propia orquesta, y creo que hemos encontrado en usted a la persona que necesitamos”. Firmé cuatro semanas e hice veintiséis.
El show de Max Factor Hollywood me salvó. Fue un programa que cambiaban cada dos o tres semanas […] pero yo estuve seis meses. Además escribí el tema que se llamaba Rojo y oro, que cantó un cantante que estuvo con la Sonora Matancera, Nelson Pinedo, un colombiano que estaba en el show en ese momento y acompañaba yo. Me lo pidió Dillon […] Yo tenía el número como instrumental, pero cuando Pinedo estuvo le pusimos letra.”

“En abril de 1961 empecé a tener problemas con los sindicatos mexicanos. […] No podía grabar. Tenía dos permisos para grabar, uno como músico y el otro como artista, y era miembro del sindicato de músicos, pero no me dejaron grabar. Fue después de Bahía de Cochinos. Después de la revolución hubo una invasión a Bahía de Cochinos en 1961, y yo estaba contra [Castro]. Un periodista me preguntó qué pensaba de los acontecimientos en Cuba, y yo dije que si Castro había llegado al poder por una revolución se le podría destituir por una revolución también. Nunca me ha gustado Castro y nunca me gustará. Entonces empezaron a atacar, no sólo a mí sino a todos los que opinaban lo mismo, y tuvimos que irnos. Yo tenía una tarjeta de miembro del sindicato de músicos que me permitía trabajar en México, pero los músicos no querían trabajar conmigo.”

“El último mes [en México] ni pude dirigir ni pude entrar en el estudio. […] Yo sabía que allí [en México] eran muy antiamericanos, y lo dije. Por eso me tuve que ir de México. Los sindicatos me hacían la vida imposible, y a Celia Cruz, y a otros tantos que no estábamos de acuerdo con la revolución. Me decían que no podían obligar a los músicos mexicanos a tocar conmigo, que yo no era mexicano. Y me fui.
[…] Déjame decir que uno de los mejores públicos que he tenido en mi vida ha sido el mexicano, y no tenía nada tampoco contra el Gobierno mexicano. Mi problema era con Venus Rey, el jefe del sindicato mexicano de músicos. Empezó cuando yo iba a hacer una grabación para Hispavox, que en México se llama Gamma. Los músicos no querían tocar conmigo y tuvimos que poner otros en la grabación. Como no pudieron de esa manera, buscaron la más mala. Tenían a veinticuatro músicos en la orquesta para el programa de Max Factor Hollywood, que era todos los viernes a las nueve de la noche en la televisión, y que era el mejor programa que había en México a esa hora. Reunieron a cinco mil músicos mexicanos y todos votaron que debería ser expulsado del país. Fue el sindicato de músicos el que organizó eso, con el señor Venus Rey a la cabeza.”

Mats Lundahl. Bebo de Cuba. RBA Libros.