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viernes, 25 de septiembre de 2015

OBITER DICTUM






“En cambio, la palabra «perro» es exclusiva del castellano y es de origen incierto. Joan Coromines, cree que es un vocablo de creación expresiva, quizá fundada en el sonido «prrr, prrr», con que los pastores incitan al perro para que conduzca y reúna al ganado. Otros filólogos creen que quizá venga de algún vocablo céltico, desde luego desconocido por Joan Coromines, que lo descarta por razones fonéticas y también porque la palabra apareció tardíamente. Algún testimonio habría si se hubiera usado simultáneamente con canis y después con can en el transcurso de más de doce siglos.
        El primer documento en que aparece esta palabra está datado en 1136 y es el Monte de Perra; es una donación al monasterio de Sahagún, en el lugar de Mansilla. Luego, en el siglo XIII, aparecen ya muchos testimonios de la extensión del vocablo. Como el apodo de Diego Perro, que aparece en un documento mozárabe, toledano de 1211, relativo a un difunto, por lo cual es de presumir que el tal Diego Perro viviría a finales del siglo XII. Debió de ser, en principio, una palabra popular, vulgar y menospreciativa, por cuanto los autores aristocráticos como Alfonso el Sabio o el infante Juan Manuel emplean sólo la palabra «can». Igualmente sucede con los documentos de caza, deporte aristocrático por excelencia.”


Néstor Luján.