AMANECIDA EN MADRID
Del puente de Vallecas
el carro del
trapero trae la aurora.
La
alcantarilla –frío, sueño y hambre-
desmesuradamente
abre la boca.
La estatua
está en la plaza
-petrificado
guardia de la porra-
como un mojón
mojado
señalando los
barrios y las horas.
Serenos
fugitivos
pastores de
silencios y de sombras
buscando van
su cuervo de Altamira
en húmedas
tabernas cochambrosas.
Legañosos
tranvías,
troles adormecidos.
Luz lechosa
de
aguardiente en el agua. Mil manubrios
tuestan café
en el ritmo de la polka.
Triunfo de
barrenderos, de beatas,
guardias y
perros, carros, templo, lonjas.
Todo el
suburbio asalta
la ciudad
dormilona.
Una voz viene
de Guadalajara
¡Oriente!
¡Stock de mitos y de auroras!
De todos los
balcones
saluda al día
un agitar de alfombras.
Francisco Vighi.