LOS PROLETARIOS DE LEVITA
Yo soy lo que se llama un proletario de levita. No
es que yo tenga una levita. No es que yo sea un proletario. Ni los hombres que
tienen levita son, en rigor, proletarios, ni los verdaderos proletarios tienen
levita. Yo no tengo una levita ni soy un proletario, y, sin embargo, cuando veo
que en un periódico conservador se habla de los proletarios de levita, no puedo
dejar de darme por aludido. Indudablemente, la frase “proletario de levita”
representa un concepto teórico, y aunque para los usos prácticos de la vida yo
no tenga levita ninguna, teóricamente sí la tengo. Yo tengo, como quien dice,
una levita teórica. Es una levita que no se puede empeñar; pero, en teoría,
esto carece de importancia.
En realidad, el proletario de levita viste casi
siempre de americana. A veces, tiene un smoking para conquistar, en los hoteles
de moda, ricas herederas o políticos influyentes. A veces, tiene un frac, y en
algunos casos excepcionales, puede presentar hasta un chaquet; pero, desde luego,
no tiene nunca levita. Y es verdaderamente absurdo esto de pertenecer a una
clase que se caracteriza tan sólo por el uso de una prenda que no usa jamás. Es
absurdo y es grotesco el ser un proletario de levita…
Hace varios años, el dueño de un periódico donde yo
solía colaborar desde París, me envió una carta diciéndome: “El periódico
marcha muy bien. Tenemos un gran prestigio. Nuestras opiniones son acogidas con
respeto en las altas esferas. Hemos conquistado al público de levita; pero esto
no basta. Ahora hay que conquistar la blusa, y yo cuento con usted…” Aquel
hombre no me daba arriba de dos o tres duros por artículo, y yo le contesté sin
gran entusiasmo: “El termómetro—le decía—marca quince grados bajo cero. El Sena
comienza a helarse, y en vez de la blusa, yo quisiera conquistar un buen gabán
de abrigo.” Mi ideal consistía entonces en ser un proletario de gabán, y creo
que lo realicé ya algo entrado el verano…
Pero volvamos a los proletarios de levita. “Todo el
mundo piensa en los obreros—escribe un periódico conservador--. Todo el mundo
se ocupa de los proletarios de blusa. De los proletarios de levita, en cambio,
no se acuerda nadie…” Yo no creo que nadie se ocupe de los proletarios de blusa
más que ellos mismos. En cuanto a los proletarios de levita, ¿Cómo van a
fijarse los gobiernos en el proletario de levita si el proletario de levita
viste de americana?
Y propongo que nos enlevitemos todos y que
constituyamos un gran sindicato con sus diferentes secciones. Luego, un día
haríamos, por ejemplo, la huelga de la literatura, y desde la hora convenida no
saldría a la calle ni un solo adjetivo. ¡Qué conflicto para el régimen!... Pero
ya verán ustedes cómo no hacemos nada. Los proletarios de levita no tenemos
instinto de conservación, además de no tener levita.