AL FINAL DE LA TARDE...
Al final de la
tarde
las últimas
estelas se detienen
en la pared de
cal,
accidentes,
cenizas.
En los ojos
entonces los paisajes
suenan como
lacados
y hasta
parecen lágrimas,
tan suavemente
llegan.
Hablo de mí
porque temo a la muerte
desnuda de las
cosas
y que la
muerte venga a esta azotea
a quedarse en
la calma y el silencioso valle.
Como en su
vaso el té moruno y verde
o el viejo
libro que abierto está a su lado
han conseguido
ser dueños de su quietud,
y en su
quietud
igualarse a
los astros que van en vastas órbitas,
como ese viejo
libro y ese vaso de té,
recuerda este
lugar y este momento.
Un día llegará
en que te preguntes
¿de ti, de
mí, qué fue de todo aquello?,
y de los ojos
ya no vendrán
palabras.
Andrés
Trapiello.