Mi lista de blogs

sábado, 29 de diciembre de 2012

OTRA BALSA EN EL AQUERONTE


CARRUSEL DE LA MUERTE


“Las sepulturas reales se encuentran en la región de Gerro, lugar hasta donde es navegable el Borístenes. Así que muere un soberano, cavan allí una gran fosa cuadrada. Lista ésta, depositan el cadáver sobre un carro y lo conducen a tierras de otras tribus  Antes, ha sido embalsamado de la siguiente manera: abierto y vaciado el vientre, lo rellenan con una mezcla de azafrán, incienso, semillas de apio y de anís, todo bien machacado, antes de coserlo. Por último, se cubre todo el cuerpo de una capa de cera.

Cuando el muerto es transportado de una provincia a otra, quienes lo reciben hacen lo mismo que los escitas reales: se cortan un trozo de oreja, rapan sus cabellos, se hacen cortes alrededor del brazo, aráñanse la frente y la nariz y se atraviesan la mano izquierda con una flecha.

Por fin, después de llevar el carro mortuorio de un lado a otro, llegan al lugar conocido por Gerro, el más apartado de sus dominios, donde aguarda la tumba. Colocan el cadáver en la fosa, sobre un lecho de paja, a cuyos lados hunden lanzas en el suelo. Seguidamente apoyan palos en ellas y lo cubren todo con una enramada de mimbre. En el espacio sobrante de la fosa entierran a una de sus concubinas, al copero, a un cocinero, un caballerizo, un criado y un mensajero para recados, todos los cuales son estrangulados antes. Tampoco le han de faltar al rey muerto caballos ni toda clase de útiles, incluso vasos de oro, pero no se le ponen en la tumba objetos de plata ni de bronce. La última operación consiste en formar entre todos los acompañantes un gran túmulo, y cada cual procura colaborar a que sea lo más alto posible."

Werner Keller. El asombro de Herodoto. Bruguera. 1973.