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jueves, 31 de diciembre de 2020

OBITER DICTUM

 





«Sabido es que a la injusta ley que permitía la redención a metálico y otorgaba el privilegio de la sustitución a los reclutas nacidos en determinadas provincias siguió la que estableció el servicio militar obligatorio, que hizo más patente la división de clases con la creación de los llamados "soldados de cuota"; y aunque algún Gobierno quiso que pobres y ricos sufrieran por igual los peligros de la guerra, bien pronto los adinerados obtuvieron concesiones que les colocaron a cubierto de las penalidades de la vida de campaña y aún de las molestias de la de guarnición. Ello, sobre aumentar el antagonismo entre humildes y poderosos, sentó el siguiente absurdo: que la obligación de defender la Patria con las armas era mayor en quienes nada tenían que perder que en quienes tenían algo que guardar».


Emilio Mola.


lunes, 28 de diciembre de 2020

OTRA BALSA EN EL AQUERONTE






EL ILIMITADO TERROR DE LA TINTA


Y recuerdo con mayor nostalgia una especie de Mil y una noches de la naturaleza, un librote con el talón verde todo deshilachado, con las páginas grandes, largas, arrugadas, rojizas de humedad, muchas veces rotas por la mitad o sucias de tinta, pero que yo abría con la certeza de ver aparecer ante mí, siempre nueva, una ya conocida maravilla. Allí los pólipos gigantes, de redondos ojos crueles, surgían del mar para apoderarse de los grandes veleros del Pacífico; un joven alto, con la cabeza descubierta, arrodillado en la cima de un monte, producía sobre un obscuro cielo alemán su sombra enorme; por en medio de las altísimas y abruptas paredes de un valle español, estrecho y obscuro, pasaba un pequeño jinete, apenas iluminado por un rayo del alto cielo, todo atemorizado por aquel silencio de abismo; un tierno demiurgo chino, vestido solamente con un trapo en la cintura, con el escalpelo en una mano y el martillo en la otra, estaba terminando de hacer el mundo en medio del desorden de una rígida selva de estalactitas que surgían de la tierra: un fiero explorador, lleno de pieles, plantaba una gran bandera negra, agitada por el viento, en la punta extrema de un promontorio, frente al mar Polar, blanco, solitario y furioso… Y hojeando las páginas enrojecidas, aparecíanse de pronto, rostros atontados de naturales de la Polinesia, islas madrepóricas posadas sobre el mar como ligeros colchones; siniestros cometas amarillentos en el ilimitado terror del cielo negrísimo de tinta, y esqueletos de reptiles colosales…

Giovanni Papini.Un hombre acabado.Ediciones Calamo.

jueves, 24 de diciembre de 2020

ALLÁ EN LAS INDIAS





MOROS EN LANZAROTE



Aunque esta isla está sometida al rey de España no hay en ella sino una sola ciudad habitada por cristianos. Está situada al levante y se llama Lanzarote, como la isla. Pero habiéndonos impedido los vientos llegar ahí, entramos en un puerto situado al norte de la isla, que se llama Rabicán. Según lo que nos habían informado los tripulantes del buque, esperábamos encontrar agua en ese lugar.
Fui a tierra con diez hombres, de ellos cuatro alemanes, no desconfiando de nada porque este sitio está ordinariamente deshabitado. Pero Dios y nuestra desgracia quisieron que a causa de una gran sequía se hubiera permitido a los árabes de Berbería, que moran en la costa, a diez y siete leguas frente a esta isla, venir a apacentar sus cabras y camellos. Desde allí llevan con la Berbería comercio de leche, bestias y queso y pagan por este favor un tributo al Gobernador. Habiendo pues venido los árabes, según su costumbre, a abrevar sus rebaños en el puerto de Rabicón, nos percibieron y nos tomaron por franceses, porque en esa época la Francia estaba en guerra con España y la flota francesa navegaba por las cercanías de esas islas para atacar los navios que iban de Indias a España y apresarlos.
Los moros se reunieron en una altura a diez pasos de nosotros, en número de cerca de ochenta y comenzaron en el momento en que menos lo esperábamos, a tirarnos grandes piedras, ordinario modo de pelear suyo y ejercicio en que son muy diestros. Estos bárbaros son ágiles en la lucha, corren rápidamente y saltan como siervos. Muchos daños nos causaron, hirieron varios de los nuestros y a mi mismo en la cabeza.

Nikolaus Federmann.
Narración del primer viaje a Venezuela.

domingo, 20 de diciembre de 2020

OBITER DICTUM






Los magnates del cine empleaban diferentes procedimientos para conseguir que a sus dictámenes se les otorgara la atención debida. Darryl Zanuck, por ejemplo, convocaba al menos una sesión plenaria para estudiar cada guión: el productor asociado, el guionista, el director y los demás prebostes envueltos en el asunto eran allí conminados a entablar un debate franco y prolijo sobre la futura película. También asistía un taquígrafo, y al día siguiente toda la concurrencia recibía los comentarios de Zanuck pulcramente transcritos, pero ni una mísera palabra de los demás participantes.

Ring Lardner Jr.




sábado, 19 de diciembre de 2020

OTRA BALSA EN EL AQUERONTE



 




EL RESPONSABLE


«Me interesó mucho la situación de la emigración española dentro de la URSS. Quitando los funcionarios, altos y bajos, de los distintos organismos de la Komintern y los seleccionados para las academias militares y la Escuela Política, todos los españoles habían sido destinados a fábricas, donde la inmensa mayoría lo estaba pasando muy mal. Mal preparados para competir en el trabajo a destajo, los sueldos eran ínfimos y el Socorro Rojo Internacional (MOPR) tenía, que completarle hasta los trescientos rublos, considerados, indispensables para sobrevivir. Todo eran quejas, problemas y luchas internas, en los colectivos españoles de las fábricas. La palabra «responsable» comenzaba a sonar con desprecio y a veces hasta con odio. El «responsable» era la persona nombrada por el Partido para dirigir los colectivos. En general, actuaba como un pequeño dictador; pero aun aquellos que trataban de ayudar, tropezaban con las dificultades y la escasez reinante.»


Manuel Tagüeña.

Testimonio de dos guerras.

Editorial Planeta.


jueves, 17 de diciembre de 2020

OTRA BALSA EN EL AQUERONTE






EN LUGAR SAGRADO



«El juego por dinero es muy diferente de todas las demás diversiones del balneario. Aquí, junto al tapete verde, no se leen libros ni se entablan conversaciones superficiales ni se tejen calcetines como en los conciertos o en el jardín; tampoco hay nadie que bostece o se rasque el cuello. Aquí los reumáticos ni siquiera se sientan, se mantienen fatigosa y heroicamente en pie, sin miramientos para sus piernas que tanto cuidan en otras ocasiones. Aquí, en la sala de juego, no se hacen chistes ni se habla de enfermedades ni de Poincaré, tampoco se ríe, o casi nunca; la gente está seria y habla en susurros en torno a la mesa de juego, la voz del empleado suena ahogada y solemne, las monedas de plata tintinean con suavidad sobre el tapete, y sólo esto, este recogimiento y relativa discreción y dignidad, presta al juego desde mi punto de vista una incalculable ventaja sobre aquellas diversiones en las que la gente se muestra tan ruidosa, desaliñada e incontinente. En la sala de juego reina un ambiente serio de día festivo, y los huéspedes entran con algo de timidez, como en una iglesia, sólo se atreven a cuchichear y miran con respeto al caballero de frac. Y éste se comporta ejemplarmente, no como una persona, sino como el titular neutral de un cargo o una dignidad.»


Hermann Hesse.
En el balneario.
Editorial Bruguera

miércoles, 16 de diciembre de 2020

Y EL ÓBOLO BAJO LA LENGUA





AL SUR

Al sur de algún país está mi casa
con discos de Bob Dylan y Purcell, y facturas,
y pudín de Yorkshire, y libros esperándome
y voces que se cruzan por las habitaciones.
Pero la fría sangre del jazmín me atraviesa
cuando la tarde cae, y escribo, como ahora,
o callo en la terraza por los míos ausentes.
Un gran perro acosado ladra en el ascensor.

María Victoria Atencia.

domingo, 13 de diciembre de 2020

OBITER DICTUM

 


Was it him?


Yes. And these are his sons. 




«Indudablemente cada generación se cree destinada a rehacer el mundo. La mía sabe, sin embargo, que no podrá lograrlo. Pero su tarea es quizá mayor; evitar que el mundo se deshaga. Heredera de una historia corrompida, en la que se mezclan las revoluciones fracasadas, las técnicas enloquecidas, los dioses muertos y las ideologías extenuadas; en la que poderes mediocres, que pueden hoy destruirlo todo, no saben convencer; en que la inteligencia se humilla hasta ponerse al servicio del odio y de la opresión; esa generación, ha debido en sí misma y en su alrededor, restaurar, partiendo de sus amargas inquietudes, un poco de lo que constituye la dignidad de vivir y de morir.»


Albert Camus.


sábado, 12 de diciembre de 2020

OBITER DICTUM






La catástrofe del Machichaco está en la memoria de todos los santanderinos. Llevaba dinamita no declarada y a poco de comenzar el incendio, que llevó al muelle a centenares de curiosos, el barco hizo explosión, dejando parte de la ciudad en escombros, matando a mucha gente y lisiando a la mitad de las modistillas de la ciudad. Mi padre, que estaba hablando con Arturo Pombo, salió despedido. Le pusieron entre los cadáveres y la casa de mi madre se llenó de amistades compungidas. Por fortuna luego se vio que no estaba sino herido y magullado.

César González-Ruano.

martes, 8 de diciembre de 2020

OTRA BALSA EN EL AQUERONTE




UN ESTADO DE ANATOLIA



El imperio otomano, como el romano antes que él, alcanzó su grandeza por el hecho de convertirse en dueño de una península europea, pero terminó como éste siendo un estado de Anatolia con una cabeza de puente estrechamente circunscrita en el lado europeo de los estrechos que conectan el Mediterráneo con el mar Negro. El ghazi Mustafá Kemal Ataturk erigió a propósito la capital del estado de la Anatolia turca sucesor del imperio otomano en el corazón de este territorio que todavía retenía, y que era la región en la que estaba su futuro. Fundó allí la nueva capital, fuera de los límites del núcleo original noroccidental anatolio del imperio otomano, a fin de significar que la nueva Turquía era el patrimonio nacional común de toda aquella población con predominio turco, y fue una consideración histórica la que lo llevó a efectuar este acto claro y asombrosamente simbólico. La gran mayoría de la actual población turca de Anatolia no es de origen osmanlí. Es descendiente de las poblaciones turcas de los otros principados turcos anatolios que los turcos otomanos conquistaron en los siglos XIV y XV con su mano izquierda, mientras con la derecha conquistaban los pueblos no turcos del sureste de Europa. Durante menos de cinco centurias los que no eran turcos anatolios osmanlíes fueron, como los griegos, búlgaros y serbios, súbditos de los turcos osmanlíes. Es verdad que los turcos de Anatolia fueron menos severamente castigados que sus compatriotas cristianos, ya que los turcos anatolios son musulmanes sunitas, y en el imperio otomano la sunna había sido la religión establecida. Sin embargo, bajo el régimen otomano imperial, los turcos sunitas no habían gozado de más privilegio que sus correligionarios árabes, kurdos, lazos y albaneses. El traslado de la capital de Estambul a Ankara fue una señal para los turcos anatolios de que habían cesado de ser súbditos otomanos y se habían convertido en ciudadanos de un estado turco nacional.


Arnold Toynbee.
Ciudades en marcha.
Alianza Editorial.

viernes, 4 de diciembre de 2020

OBITER DICTUM




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Un prosista nunca se muere tanto, deja siempre alguna huella, lo suyo es más consistente, más táctil, pero la levedad de la poesía es un humo azul o blanco que el poeta ha fumado en vida. Cuando muere, ese humo cesa y él no es ni siquiera un ánima del purgatorio, sino que vaga por todos los limbos, que son las bibliotecas.

Francisco Umbral.

jueves, 3 de diciembre de 2020

Y EL ÓBOLO BAJO LA LENGUA






Le seuil de l'immortalité
Est assez haut, en pierre, avec des plantes
On ne s'apercevait pas du tout qu'on le passait
Mais de l'autre côté
Des tripotées
D'oiseaux sans ailes ni sans eaux
Poussaient des cris d'échiran...

Boris Vian.

martes, 1 de diciembre de 2020

OBITER DICTUM

 



«La neutralidad del elemento armado ante las contiendas políticas es la buena doctrina. Esta buena doctrina en España se ha olvidado con demasiada frecuencia; pero hay que convenir que de ordinario fueron personas extrañas a los organismos castrenses las que, explotando el espíritu romántico de éstos, les indujeron a tomar parte en las luchas, para luego proceder contra ellos, so pretexto de extirpar un militarismo que se cultivó para apoyarse en él.»


Emilio Mola.