EL NUEVA YORK DE LAS MIL Y UNA NOCHES
"En
ningún país del mundo se ha hecho tanto como aquí para suprimir las distancias
y para sustituir con el vapor y la electricidad el trabajo físico de las
gentes. Muy rara es la casa que no tenga máquina elevadora movida por vapor,
para evitar a las personas el trabajo de subir por las escaleras; y una vez
instalada aquella fuerza motriz en los edificios, se valen de ella para casi
todas las funciones mecánicas del servicio doméstico. Hay casa en donde la
máquina de vapor, a más de subir a los dueños y visitantes desde el portal hasta
el décimo o duodécimo piso, eleva y distribuye el agua, le da la temperatura que
se desea, muele el café y lo hierve, barre y friega los pisos, limpia las
botas, despierta a los que duermen, prepara, cuece y distribuye la comida,
mueve la máquina eléctrica para producir la luz Edison, desempeña otras muchas
labores y hasta pide socorro cuando es preciso, atrayendo hacia la casa en un
instante médicos, bomberos, mandaderos, agentes de policía o representantes de
la autoridad.
Con tal
abundancia se emplean en Nueva York las comunicaciones eléctricas para el
alumbrado, el telégrafo, el teléfono y otros muchos servicios de esta índole, que
está toda la ciudad materialmente entretejida de alambres, y no se puede ver desde
ella el cielo sino a través de una tupida red metálica, semejante a la tela de un
cedazo.
Las casas en
general son grandes, amplias, elevadas y de mucha solidez. Más que casas son
verdaderos palacios. Hay mansiones suntuosísimas, que llenarían de orgullo a
cualquier monarca de Oriente, y se destinan, por ejemplo, a la venta de
colchones o de zapatos, al hospedaje de mozos o mozas de comercio o a la
construcción y depósito de máquinas de coser. Muchos de estos edificios son de
mármol blanco o gris; otros están construidos con grandes sillares de granito o
de una hermosa piedra rojiza que abunda mucho en los Estados Unidos, y también
se emplea con frecuencia el hierro en estas construcciones, ya solo o en
combinación con mármol, ladrillos u otros materiales."
Manuel Fernández Juncos.
De Puertorrico a Madrid.
Tipografía de José González.
De Puertorrico a Madrid.
Tipografía de José González.