Mi lista de blogs
miércoles, 31 de julio de 2019
lunes, 29 de julio de 2019
Y EL ÓBOLO BAJO LA LENGUA
AMOR SÁDICO
Ya no te amaba, sin dejar por
eso
de amar la sombra de tu amor
distante.
Ya no te amaba, y sin embargo,
el beso
de la repulsión nos unió un
instante...
Agrio placer y bárbaro embeleso
crispó mi faz, me demudó el
semblante,
ya no te amaba, y me turbé, no
obstante,
como una virgen en un bosque
espeso.
Y ya perdida para siempre, al
verte
anochecer en el eterno luto,
mudo el amor, el corazón inerte,
huraño, atroz, inexorable,
hirsuto,
jamás viví como en aquella
muerte,
nunca te amé como en aquel
minuto!
Julio Herrera y Reissig
domingo, 28 de julio de 2019
sábado, 27 de julio de 2019
viernes, 26 de julio de 2019
OTRA BALSA EN EL AQUERONTE
EL AGUA Y EL FUEGO
«En una ocasión, para entablar
conversación con ellos sobre esto, se puso a contar los hechos más antiguos de
esta ciudad, la historia de Foroneo, del que se dice que es el primer hombre, y
de Níobe y narró cómo Deucalión y Pirras sobrevivieron después del diluvio e
hizo la genealogía de sus descendientes y quiso calcular el tiempo transcurrido
desde entonces recordando cuántos años había vivido cada uno. En ese instante,
un sacerdote muy anciano exclamó: “¡Ay!, Solón, Solón, ¡los griegos seréis
siempre niños!, ¡no existe el griego viejo!” Al escuchar esto, Solón le preguntó:
“¿Por qué lo dices?” “Todos”, replicó aquél, “tenéis almas de jóvenes, sin
creencias antiguas transmitidas por una larga tradición y carecéis de conocimientos
encanecidos por el tiempo. Esto se debe a que tuvieron y tendrán lugar muchas
destrucciones de hombres, las más grandes por fuego y agua, pero también otras
menores provocadas por otras innumerables causas. Tomemos un ejemplo, lo que se
cuenta entre vosotros de que una vez Faetón, el hijo del Sol montó en el carro
de su padre y, por no ser capaz de marchar por el sendero paterno, quemó lo que
estaba sobre la tierra y murió alcanzado por un rayo. La historia, aunque
relatada como una leyenda, se refiere, en realidad, a una desviación de los
cuerpos que en el cielo giran alrededor de la tierra y a la destrucción, a
grandes intervalos, de lo que cubre la superficie terrestre por un gran fuego…”»
Solón
Critias
Platón
miércoles, 24 de julio de 2019
OBITER DICTUM
«Yo di en exhibir heridas, mías las más, en pliegos impresos,
y, aunque se da como axioma cierto que: «Un libro lo leen pocos, lo compran
menos, y lo critican muchos», el que yo hice, por suerte mía, lo han leido
bastantes, lo han comprado más, y lo han elogiado algunos.»
Vicente García Valero.
martes, 23 de julio de 2019
domingo, 21 de julio de 2019
Y EL ÓBOLO BAJO LA LENGUA
He sido una
sencilla profesora de química.
En una ciudad
luminosa del sureste.
Después de las
clases contemplaba el ancho mar.
Los dilatados,
infinitos horizontes.
Y los torpedos
grises de guerras dormidas.
He quemado mis
largas horas en la lumbre
de símbolos y
fórmulas. Junto a crisoles
de arcilla al
rojo vivo hasta encontrar la plata.
No he
descubierto nada.
No tengo ningún
premio.
A Congresos no
asistí.
Medallas y
diplomas
nunca me fueron
dados.
Minúscula
sapiencia para tan grandes sueños.
Pequeñez agobiante
para inquietudes tantas.
Y rebelde ha
surgido, como agua en desierto,
el manantial
jugoso, intenso, apasionado,
-dulce herencia
entrañable- que tiene la riqueza
de llenar de
poesía tan honda desolación.
María Cegarra
sábado, 20 de julio de 2019
viernes, 19 de julio de 2019
OTRA BALSA EN EL AQUERONTE
INADAPTADOS
“En lo que respecta a Berkeley Cole y Denys
Finch-Hatton mi casa era un local comunista. Se sentían orgullosos de que todo lo
que en ella había fuera suyo y traían cosas que creían que le faltaba. Consiguieron
que la casa tuviera una elevada categoría en vino y en tabaco, y me traían
libros y discos de gramófono de Europa. Berkeley llegaba con su automóvil
cargado de pavos, huevos y naranjas de su propia granja en el monte Kenia. Los
dos querían que me convirtiera en una experta en vinos como ellos y gastaban
mucho tiempo e ideas en la tarea. Les gustaba mucho mi cristalería y mi
porcelana danesas, y solían montar en la mesa del comedor una alta y
resplandeciente pirámide con toda la cristalería, una pieza sobre otra; les
gustaba verla.
Berkeley,
cuando estaba en la granja, se bebía una botella de champán cada mañana a las
once. Una vez, cuando se estaba despidiendo de mí y me daba las gracias por el
tiempo pasado en la granja, añadió que había un único borrón en el cuadro, y
era que habíamos utilizado copas toscas y vulgares para nuestro vino que
tomábamos bajo los árboles.
-- Ya
lo sé, Berkeley –le dije--, pero es que tengo muy pocas copas buenas y los
criados pueden romperlas al traerlas hasta tan lejos.
Me
miró gravemente, su mano en la mía.
--Pero,
querida –dijo--, ha sido tan triste.
A
partir de entonces hizo llevar mis mejores copas al bosque.
Había
algo muy curioso en Berkeley y Denys –sus amigos en Inglaterra sintieron mucho
que emigraran y en la colonia eran muy queridos y admirados—y es que, a pesar
de todo, eran unos inadaptados. No es que la sociedad los hubiera echado ni que
los hubieran expulsado de lugar alguno en el mundo, sino que era una cuestión
de tiempo, no pertenecían a su siglo. No podía haberlos producido otra nación
que Inglaterra, pero eran ejemplos de atavismo, la suya era una Inglaterra
primigenia, que ya no existía. En aquella época no tenían hogar, viajaban de un
lado para otro y con el tiempo llegaron hasta la granja. De eso no se daban
cuenta. Tenían un sentimiento de culpabilidad por haberse ido de Inglaterra
como si sólo hubiera sido por aburrimiento, esquivando un deber que sus amigos
seguían cumpliendo. Denys, cuando hablaba de sus años jóvenes –aunque seguía
siendo joven--, del futuro y de los consejos que le daban sus amigos en
Inglaterra, citaba al Jacques de Shakespeare:
Si alguna vez ocurre
que
cualquier hombre se convierte en asno,
dejando
su riqueza y comodidades
para
agradar a su terca voluntad…
Pero se equivocaba sobre sí mismo, como también
Berkeley y también, quizá Jacques. Se creían desertores que alguna vez tendrían
que pagar por su obstinación, pero en realidad eran exiliados que soportaban su
exilio con buen humor.”
Isak Dinesen.
Lejos de África.
Ediciones Alfaguara.
Lejos de África.
Ediciones Alfaguara.
jueves, 18 de julio de 2019
OBITER DICTUM
"No hay taller de
obreras, casa de vecindad, ni compañía de comediantes —y cito estas personas y lugares,
por considerarlos los más favorables a los mil enredijos de la murmuración— donde
la chismografía halle un terreno mejor preparado que a bordo. Abonada por la
vida en común, la irritación de los apetitos contenidos, y la ociosidad, los
grandes trasatlánticos son campos admirablemente preparados para toda laya de
acechanzas, invenciones y cizañas, graves o pequeñas. En el obligado reposo de
tantos días, la calumnia teje fácilmente, entre cuchicheos y risas, sus
arabescos infernales. La gente se aburre y para matar su fastidio habla; acaso no
hemos creído lo que acaban de contarnos, pero lo repetimos, y con el suave
veneno que hay en cada boca humana, los hechos se hinchan y desfiguran. A bordo
se dice todo cuanto ha sucedido, y también todo lo que no ha sucedido ni puede
suceder."
Eduardo Zamacois.
miércoles, 17 de julio de 2019
OTRA BALSA EN EL AQUERONTE
A
FLOR DE PIEL
« Al traspasar las puertas de Simancas quedé horrorizado. Era la
primera vez en mi vida que veía tanta sangre. Los pasillos en donde yacían los
heridos estaban resbaladizos. Una superficie de excremento mezclado con sangre
cubría los pequeños espacios que quedaban para pisar. Yo me sentía pálido. Me
miraba las manos, y, de pronto, mi cabeza empezó a debilitarse. Llamé a una
enfermera y me cogió del brazo. Me dio vergüenza. Mientras me buscaba una silla
para sentarme tuve que dejarme caer sobre una rodilla y apoyé una mano en uno
de aquellos cuerpos. Ya estaba frío. Pasó un médico y le pregunté por Eloy, No sabía
nada de él, ni quién era.
—Es un piloto —le dije.
—Búsquelo; no tengo tiempo de acompañarle —me contestó.
Empecé a buscar a Eloy, La angustia había desaparecido. Ya me
sentía mejor. La enfermera me señaló un cuerpo joven. Estaba desnudo. Unos
pequeños agujeros se le notaban en la piel. Eran balazos. Estaba vuelto, con la
cara hacia abajo. Me acerqué a él. Tenía miedo de que fuera Eloy. Le cogí del
hombro y traté de volver el cuerpo. Se me resbaló, pero alcancé a verle algo de
la cara. Mi corazón empezó a latir con rapidez. La enfermera me ayudó a sujetar
al hombre. Entre los dos pudimos poner el cuerpo mirando hacia arriba. Los ojos
de Eloy estaban abiertos. Su boca, entreabierta, dejaba ver los dientecillos
medio salidos. En medio del pecho le había explotado una bala, y el corazón lo
tenía a flor de piel.»
Francisco
Tarazona.
Yo
fui piloto de caza rojo.
Editorial
San Martin.
martes, 16 de julio de 2019
lunes, 15 de julio de 2019
OTRA BALSA EN EL AQUERONTE
EL ANIVERSARIO
"Bien
pudiera ser que aquel discurso estuviera lleno de fruslerías; desde siempre
tuve buen olfato para ello; pero lo que hirió hasta lo más profundo mis puros
sentimientos fue aquella gran consideración por un escritor del que ni siquiera
mi madre conocía las obras. Cuando le conté lo que había pasado se quedó
atónita y dijo: «No sé, al final tendré que leer algo de él».
La vez
siguiente que fui al Círculo de Lectores de Hottingen pedí Los campesinos de Seldwyla, todavía con bastantes reservas mías. La
señorita de la ventanilla sonrió, y un señor que había ido a recoger algo me
corrigió como si yo fuera un analfabeto: «La
gente de Seldwyla», y no faltó mucho para que me dijera: «¿Ya sabes leer?».
Me avergoncé mucho y en lo sucesivo me propuse ser más cuidadoso con Keller. No
imaginaba entonces con cuánto goce leería un día «Enrique el Verde»; y cuando de vuelta a Viena como estudiante, volví
a enfrascarme en Gogol, sólo pude reconocer en la literatura alemana que yo
conocía, un relato de la misma talla: «Los
tres fabricantes de peines amantes de la justicia», de Keller.
Si tuviera
la suerte de seguir vivo en el año dos mil diecinueve, y el honor de estar
presente en la celebración de su segundo centenario en la Iglesia del
Predicador y de homenajearle con un discurso, encontraría elogios muy distintos
para él, que doblegarían hasta al ignorante orgullo de un chico de catorce
años."
Elías Canetti.
La lengua absuelta.
Alianza Editorial.
domingo, 14 de julio de 2019
sábado, 13 de julio de 2019
Y EL ÓBOLO BAJO LA LENGUA
BLUES DE LOS PEQUEÑOS DESHOLLINADORES
¿Te acuerdas de los
turcos vendedores de
madapolán
y de los muñecos de
trapo quemados en la
noche de San Juan?
¿Te acuerdas de los
pequeños deshollinadores
y de los negros
candomberos
y de mí que en las
tardes de lluvia
detrás de los vidrios
miraba el paisaje
caído en la zanja?
¿Te acuerdas del muro
del día escalado, ardido
mordido como una
fruta?
¿Te acuerdas de María
Celeste?
Pues hoy María Celeste
es una
prostituta.
¿Te acuerdas de la
tienda fresca, violeta, rosa
y el torcido y verde
farol?
¿Te acuerdas de Juan
el Broncero?
Pues Juan el Broncero
es hoy
un ladrón.
¿Te acuerdas de los
pequeños deshollinadores
oscuros, oscuros?
Pues hoy los pequeños
deshollinadores son hombres
maduros
que chillan en las
cantinas,
escupen polvo en las
negras fábricas
y aguardan las putas
fugaces
en los baldíos y las
esquinas.
Raúl
González Tuñón
viernes, 12 de julio de 2019
jueves, 11 de julio de 2019
OTRA BALSA EN EL AQUERONTE
DRESDE 1883
"Mi preciosa amada:
En el sosiego de hoy puedo al fin
contarte más cosas acerca de Dresde, pues nada te he dicho sobre la impresión
más grata que allí tuve. Cerca del castillo descubrimos una catedral
maravillosa, más allá un teatro y finalmente, una espacioso edificio —cuadrado, con un amplio patio y una torre en cada una de sus esquinas,
construido al estilo de nuestro Belvedere— y Philipp se empeñó en que tenía que
ser el castillo dada la belleza de sus líneas. Se trataba, sin embargo, del
llamado Zwinger, que alberga todos los museos y tesoros artísticos de Dresde.
Hallamos, no sin esfuerzo, la galería pictórica donde estuvimos aproximadamente
una hora, los viejos para descansar y yo para traerme conmigo unas cuantas impresiones
rápidas de estas famosas obras de arte. Opino que extraje de aquella visita un
beneficio que habrá de perdurar, pues ahora había sospechado siempre que
quienes visitaban los museos y se extasiaban ante las grandes obras de arte
tenían contraído el mutuo compromiso tácito de no delatar su respectiva
incomprensión pictórica. Allí me despojé de este vandálico concepto y comencé a
admirar sinceramente la obra de los grandes maestros. En el Zwinger hay cosas
magníficas. Reconocí algunas fotografías y reproducciones que había visto
anteriormente…"
Sigmund Freud.
Epistolario.
Plaza y Janés.
Epistolario.
Plaza y Janés.
martes, 9 de julio de 2019
lunes, 8 de julio de 2019
OBITER DICTUM
"Nuestra época sería excelente para un Cervantes; los tiempos están, pero Cervantes no. Están los locos, falta la férula."
Georg C. Lichtenberg
sábado, 6 de julio de 2019
viernes, 5 de julio de 2019
Y EL ÓBOLO BAJO LA LENGUA
PATIO HÚMEDO
Las arañas
iban por los laureles.
La casualidad
se va tornando en nieve,
y los años dormidos
ya se atreven
a clavar los telares
del siempre.
La quietud hecha esfinge
se ríe de la Muerte
que canta melancólica
en un grupo
de lejanos cipreses.
La yedra de las gotas
tapiza las paredes
empapadas de arcaicos
misereres.
¡Oh torre vieja! Llora
tus lágrimas mudéjares
sobre este grave patio
que no tiene fuente.
Las arañas
iban por los laureles.
Federico García Lorca
jueves, 4 de julio de 2019
miércoles, 3 de julio de 2019
OTRA BALSA EN EL AQUERONTE
EL NUEVA YORK DE LAS MIL Y UNA NOCHES
"En
ningún país del mundo se ha hecho tanto como aquí para suprimir las distancias
y para sustituir con el vapor y la electricidad el trabajo físico de las
gentes. Muy rara es la casa que no tenga máquina elevadora movida por vapor,
para evitar a las personas el trabajo de subir por las escaleras; y una vez
instalada aquella fuerza motriz en los edificios, se valen de ella para casi
todas las funciones mecánicas del servicio doméstico. Hay casa en donde la
máquina de vapor, a más de subir a los dueños y visitantes desde el portal hasta
el décimo o duodécimo piso, eleva y distribuye el agua, le da la temperatura que
se desea, muele el café y lo hierve, barre y friega los pisos, limpia las
botas, despierta a los que duermen, prepara, cuece y distribuye la comida,
mueve la máquina eléctrica para producir la luz Edison, desempeña otras muchas
labores y hasta pide socorro cuando es preciso, atrayendo hacia la casa en un
instante médicos, bomberos, mandaderos, agentes de policía o representantes de
la autoridad.
Con tal
abundancia se emplean en Nueva York las comunicaciones eléctricas para el
alumbrado, el telégrafo, el teléfono y otros muchos servicios de esta índole, que
está toda la ciudad materialmente entretejida de alambres, y no se puede ver desde
ella el cielo sino a través de una tupida red metálica, semejante a la tela de un
cedazo.
Las casas en
general son grandes, amplias, elevadas y de mucha solidez. Más que casas son
verdaderos palacios. Hay mansiones suntuosísimas, que llenarían de orgullo a
cualquier monarca de Oriente, y se destinan, por ejemplo, a la venta de
colchones o de zapatos, al hospedaje de mozos o mozas de comercio o a la
construcción y depósito de máquinas de coser. Muchos de estos edificios son de
mármol blanco o gris; otros están construidos con grandes sillares de granito o
de una hermosa piedra rojiza que abunda mucho en los Estados Unidos, y también
se emplea con frecuencia el hierro en estas construcciones, ya solo o en
combinación con mármol, ladrillos u otros materiales."
Manuel Fernández Juncos.
De Puertorrico a Madrid.
Tipografía de José González.
De Puertorrico a Madrid.
Tipografía de José González.
martes, 2 de julio de 2019
lunes, 1 de julio de 2019
ALLÁ EN LAS INDIAS
LOS VIEJOS DIOSES
"Desde a poco tiempo vinieron a decir a los frailes, cómo
escondían los indios los ídolos y los ponían en los pies de las cruces, o en
aquellas gradas debajo de las piedras, para allí hacer que adoraban la cruz y
adorar al demonio, y querían allí guarecer la vida de su idolatría. Los ídolos
que los indios tenían eran muy muchos y en muchas partes, en especial en los
templos de sus demonios, y en los patios, y en los lugares eminentes, así como
bosques, grandes cerrejones, y en los puertos y mogotes altos, adonde quiera
que se hacía algún alto, o lugar gracioso, o dispuesto para descansar; y los
que pasaban echaban sangre de las orejas o de la lengua, o echaban un poco de
incienso del que hay en aquella tierra, que llaman copalli; otros rosas que cogían
por el camino, y cuando otra cosa no tenían, echaban un poco de yerba verde o
unas pajas; allí descansaban, en especial los que iban cargados, porque ellos
se echan buenas y grandes cargas."
Historia de los indios de la Nueva España.
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