EL VASO
Yo sueño con un vaso humilde y simple
arcilla,
que guarde tus cenizas cerca de mis
miradas;
y la pared del vaso te será mi
mejilla,
y quedarán mi alma y tu alma
apaciguadas.
No quiero espolvorearlas en vaso de
oro ardiente,
ni en la ánfora pagana que carnal
línea ensaya:
sólo un vaso de arcilla te ciña
simplemente,
humildemente, como un pliegue de mi
saya.
En una tarde de éstas recogeré la
arcilla
por el río, y lo haré con pulso
tembloroso.
Pasarán las mujeres cargadas de
gavillas,
y no sabrán que amaso el lecho de un
esposo.
El puñado de polvo, que cabe entre
mis manos,
se verterá sin ruido, como una hebra
de llanto.
Yo sellaré este vaso con beso
sobrehumano,
y mi mirada inmensa será tu único
manto!
Gabriela Mistral.