«De regreso a La Habana, la puesta de sol era anaranjada y
amarilla detrás de un cielo lleno de palmas. La bahía de Matanzas, hermosísima,
y lo mejor de todo el regreso a Juan Ramón esperándome cariñosamente después de
mi ausencia de varios días y muy contento de que hubiera disfrutado tanto de
Varadero, pero sin querer ir, pues «lo que no es tuyo no te dice nada».
Definitivamente, un español de pura raza es como un alma perdida fuera de
España, pero no veo muchas oportunidades de regresar pronto sin que suframos
allá más que en el extranjero. »
Zenobia Camprubí.