“La importancia de este socialismo y comunismo crítico-utópico, está en
razón inversa al desarrollo histórico de la sociedad. Al tiempo que la lucha de
clases se define y acentúa, va perdiendo importancia práctica y sentido
teórico, esa fantástica posición de superioridad respecto a ella, esa fe
fantasiosa en su supresión. Por eso, aunque algunos de los autores de estos
sistemas socialistas, fueran en muchos aspectos verdaderos revolucionarios, sus
discípulos forman hoy día sectas indiscutiblemente reaccionarias, que tremolan
y mantienen impertérritas las viejas ideas de sus maestros, frente a los nuevos
derroteros históricos del proletariado. Son pues consecuentes siguiendo las
doctrinas de sus maestros, pues pugnan por mitigar la lucha de clases y por
conciliar lo que es irreconciliable. Siguen soñando con la realización
experimental de sus utopías sociales como la fundación de falansterios, con la
colonización interior, con la creación de una pequeña Icaria, edición en
miniatura de una nueva Jerusalén. Para levantar todos estos castillos en el
aire, no tienen más remedio que apelar a
la filantrópica generosidad de los corazones y los bolsillos burgueses. Poco a
poco van cayendo a la categoría de los socialistas reaccionarios o conservadores,
de los cuales sólo se distinguen por su sistemática pedantería y por una
fanática fe supersticiosa en los efectos milagrosos de su ciencia social.
He ahí, por qué se enfrentan rabiosamente contra todos los movimientos
políticos a los que se entrega la clase obrera, pues suponen que el error de
esta se encuentra, en su falta de fe ciega en el nuevo evangelio social.”
Karl Marx & Friedrich Engels.