“En
una de estas visitas oficiales sobrevino un incidente que caracteriza muy bien
el rigor de la etiqueta inda y merece ser notado. Se hallaba el virrey en casa
del Maharajá de Jutpore, y como faltaba tema de conversación, preguntó aquél al
príncipe si tenía varios hijos; pero el anciano rajput, considerando aquella
pregunta tan sencilla como una inconveniencia, no contestó. La costumbre inda
exige, en efecto, que no se hable de la familia en los actos oficiales. Para
salir del apuro, el ministro indio se aventuró a decir que el rey tenía
veintidós hijos; pero al oírlo el rajá, exclamó con acento de cólera: «¡Más de
ciento!» El ministro debió explicar entonces, que por respeto no había hecho
mención sino de los hijos legítimos, y que el número total pasaba efectivamente
de ciento. Este detalle basta para que se comprenda hasta qué punto se deben
conocer las costumbres para ser buen diplomático en la India.”
Louis Rousselet