PEDRO DE LA RENTERIA
“En este tiempo ya los religiosos de Santo Domingo habían
considerado la triste vida y aspérrimo cautiverio que la gente natural desta
isla padecía, y cómo se consumían, sin hacer caso dello los españoles que los
poseían más que si fueran unos animales sin provecho, después de muertos
solamente pesándoles de que se les muriesen, por la falta que en las minas del
oro y en las otras granjerías les hacían; no por eso en los que les quedaban
usaban de más compasión ni blandura, cerca del rigor y aspereza con que oprimir
y fatigar y consumirlos solían. Y en todo esto había entre los españoles más y
menos, porque unos eran crudelísimos, sin piedad ni misericordia, sólo teniendo
respecto a hacerse ricos con la sangre de aquellos míseros; otros, menos
crueles, y otros, es de creer que les debía doler la miseria y angustia dellos;
pero todos, unos y otros, la salud y vidas y salvación de los tristes, tácita o
expresamente, a sus intereses solos, particulares y temporales, posponían. No
me acuerdo conocer hombre piadoso para con los indios, que se sirviesen dellos,
sino sólo uno, que se llamó Pedro de la Rentería, del cual abajo, si place a
Dios, habrá bien que decir.”
Bartolomé
de las Casas.
Crónica de las Indias.
Crónica de las Indias.