SENSACIÓN DEL INVIERNO EN LA TIERRA
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Al sol le duelen los huesos (el infeliz está resfriado con espanto); a
intervalos lleva el pañuelo a las narices, estornuda, y se abre a ras de lo
infinito el fabuloso capullo del trueno, los charcos piojentos se entretienen
copiando la figura del enfermo más enfermo, y su mirada gris enfría el
horizonte.
Los pájaros caen muertos en la jaulas, el azul dinamismo infantil, la
alegría del niño, vegetal e inminente, simplísima, juega con sus cadáveres al
fútbol, y las secas, lúgubres viejas lamentables deshilan sueños de quince
abriles.
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Pablo de Rokha.