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domingo, 10 de septiembre de 2017

OBITER DICTUM


 




«El pequeño Lindberg, aterrorizado desde el principio de la ofensiva y que no había dejado de llorar de miedo o de reír de esperanza, cogió el subfusil de Kraus, agonizante, y empujó a dos bolcheviques hacia un embudo de obús. Los dos infelices, bastante mayores, suplicaron sin parar compasión al muchacho.

Seguiré oyendo mucho tiempo sus:


Pomoch ! Pomoch !


Pero el niño, empujado por su ira incontrolada e incontrolable, disparó sin parar hasta que los dos ejecutados se callaron para siempre.»


Guy Sajer.