TRES LIRAS A EMILIA
Los ojos que no
uso
cuando dormido
estoy, cuando dormido
de mi sueño
difuso
un ojo tengo
herido...
¡Los ojos que no
uso me han crecido!
La frente
sombreada
de una sombra
interior adolorida,
ya no me queda
nada
de frente ni de
vida.
¡La frente
sombreada está partida!
Mi mano no se
mueve
y a cada dedo
muerto sé que gano
una pizca de
nieve,
de nieve de
gusano
¡Mi mano no se
mueve por tu mano!
Carlos Edmundo de Ory.