“Nosotros hablamos de nuestros
muertos queridos como si estuvieran en el cielo y al mismo tiempo muchos de
entre nosotros piensan en ellos como si los tuviéramos cerca. Algunas personas
de nuestra sociedad se aproximan a la idea de que están en el cementerio
durmiendo su último sueño. Igualmente, el africano dirá, casi de un tirón, que
los muertos se han ido a una gran ciudad subterránea donde todo es puro, donde
cultivan los campos y recogen abundantes cosechas, que han partido hacia algún
rincón lejano del este o del oeste; que se hallan en el bosque que rodea su
residencia terrestre; que están en la casa habitada por los vivos; que vagan
bajo la forma de animales salvajes; en fin, que se hallan en la tumba, que es
la casa del muerto. Si añadimos por nuestra parte que la mayoría de los bantúes,
si no todos, creen que los muertos, en su mayoría, vuelven a nacer de nuevo,
nos haremos una idea de lo que ciertas personas llaman la confusión de
pensamiento que caracteriza a los bantúes. Otros, quizá con la misma razón,
consideran todo esto como sutileza metafísica.”
Edwin W. Smith.