UNO
VUELVE A SUBIR LAS ESCALERAS...
Uno vuelve a subir las escaleras 
de su casa perdida (ya no llevan 
a ningún sitio), alguien nos llama 
con una voz querida, familiar. 
Pero ya no hace falta contestarle. 
La voz sola nos llama, suficiente, 
cual si nada pudiera hacerle daño, 
en el pasillo inmenso. Una lluvia 
que no puede mojarnos, no se cansa 
de rodear un día preferido. 
Uno toca la puerta de la casa 
que le fue deparada a nuestras manos 
mortales, como un tímido consuelo.
                      Fina
García Marruz
