Mi lista de blogs

miércoles, 27 de agosto de 2014

OBITER DICTUM





“Mi vida por entonces no podía ser más placentera y menos heroica. Por las mañanas salía en piragua en la mar de Riazor, una piragua canadiense de lona y con la proa y la popa reviradas, salía todos los días o casi todos los días pero casi nunca pasaba de las peñas de enfrente porque hubiera sido peligroso, si hacía frío me ponía un jersey de marinero de manga larga, tenía dos muy bonitos, uno azul y el otro a franjas horizontales blancas y azules, y si llovía iba de boina o con un gorro de punto blanco y con un pompón rojo; en las mareas vivas la mar se enseñaba bastante dura y la gente iba a verme pelear con las olas, ahora aquello me parece una insensatez pero entonces, no; sabiendo tomarle el pulso a las olas y aprovechando la novena, que es la grande, la cosa no era demasiado difícil, esta novena ola me ponía encima del malecón, en la vía del tranvía. La piragua me la guardaba Pachancho en su cueva, hacia el campo de futbol, el viejo Riazor, donde vivía con su mujer y sus siete hijos pequeños, todos niños; Pachancho y los suyos eran tan pobres que no comían más que centollas y pulpos, que era lo que les quedaba más a mano.”



Camilo José Cela.