LAS VOLUNTADES DE LA
TIERRA
«Dentro del Once Ahau
Katún fue cuando salió Ah-Mucen-Cab a vendar los ojos de los Trece dioses. No
supieron su nombre. Solamente sus hermanas y sus hijos se lo dijeron, y tampoco
podían ver su cara. Era el momento en que acababa de despertar la tierra. No
sabían lo que iba a suceder.
Y fueron cogidos los
Trece dioses por los Nueve dioses. Y llovió fuego, y llovió ceniza y cayeron
árboles y piedras. Y vino el golpearse los árboles y las piedras unos contra
otras.
Y fueron cogidos los
Trece dioses, y fue rota su cabeza y abofeteado su rostro, y fueron escupidos,
y se los cargaron a las espaldas. Y fue robada su Serpiente de Vida, con los
cascabeles de su cola, y con ella, fueron cogidas sus plumas de quetzal. Y
cogieron habas molidas junto con su semen y, junto con su corazón, semilla
molida de calabaza, y semilla gruesa molida de calabaza, y frijoles molidos. Y
El que es eterno, lo envolvió y lo ató todo junto, y se fue al decimotercero
piso del cielo.
Y entonces cayeron su
piel y las puntas de sus huesos aquí sobre la tierra. Y fue entonces que se
escapó su corazón, porque los Trece dioses no querían que se les fuera su
corazón y su semilla. Y fueron matados a flechazos los huérfanos, los
desamparados y las viudas, que vivían sin fuerza para vivir.
Y fueron enterrados
por la orilla de la arena en las olas del mar. Y entonces, en un solo golpe de
agua, llegaron las aguas. Y cuando fue robada la Gran Serpiente, se desplomó el
firmamento y hundió la tierra. Entonces los Cuatro dioses, los Cuatro Bacab, lo
nivelaron todo. En el momento en que acabó la nivelación, se afirmaron en sus
lugares para ordenar a los hombres amarillos.
Y se levantó el Primer
Arbol Blanco, en el Norte. Y se levantó el arco del cielo, señal de la
destrucción de abajo. Cuando está alzado el Primer Arbol Blanco, se levantó el
Primer Arbol Negro, v en él se posó el pájaro de pecho negro. Y se levantó el
Primer Arbol Amarillo, y en señal de la destrucción de abajo, se posó el pájaro
de pecho amarillo. Y se oyeron los pasos de los hombres amarillos, los de
semblante amarillo.
Y se levantó la Gran
Madre Ceiba, en medio del recuerdo de la destrucción de la tierra. Se asentó
derecha y alzó su copa, pidiendo hojas eternas. Y con sus ramas y sus raíces
llamaba a su Señor.
Y se levantó
Chac-piltec, al Oriente de la tierra. Y llamaba a su Señor. Y se alzó
Zac-piltec, al Norte de la tierra. Y llamaba a su Señor. Y se levantó Lahun-chan,
y llamaba a su Señor. Y se alzó Kanpiltec, y llamaba a su Señor. Estas son las
Voluntades de la tierra.»
Juan José Hoil. Chilam Balam de Chumayel.