Y el llanto del Rey cayó
al Lago, y éste creció.
Creció de tal forma
que anego la ciudad,
el Reino y el país entero,
hasta más allá de las lindes
donde Gudú había pisado.
Y tanto él como su Reino,
como cuantos con él vivieron,
desaparecieron en el Olvido.
Ana
María Matute.