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jueves, 26 de junio de 2014

OTRA BALSA EN EL AQUERONTE





LA MARCHA FUNEBRE


Unos días antes de su ascensión al poder, el Partido Comunista organizó una manifestación en Budapest durante la cual murieron algunos de sus miembros. Como prueba de su poder, el partido preparó un multitudinario cortejo fúnebre. Unos cincuenta mil obreros del cinturón de fábricas que rodeaba Budapest siguieron el ataúd, adornado con coronas verdes y cintas rojas. Marchaban lentamente, con disciplina y dignidad. Hungría era un país que surgía de un estado casi feudal; los ciudadanos de Budapest no habían visto nunca esa multitud de robustos proletarios que desfilaba por sus elegantes calles comerciales; probablemente, muchos de ellos no habían visto a un obrero de fábrica en su vida. La Marcha fúnebre de Chopin, repetida sin cesar por la banda de los obreros ferroviarios mientras la procesión atravesaba lentamente la ciudad, era para aquellos burgueses el toque fúnebre de toda una época.

Arthur Koestler.
Memorias.

Editorial Lumen.

Marcha fúnebre