“La sinceridad, expresión de la
inadaptabilidad a las ambigüedades esenciales de la vida, deriva de una
vitalidad vacilante. Quien la practica no se expone al peligro como se cree
comúnmente, sino que ya está en peligro, al igual que todo hombre que separa la
verdad de la mentira.
La
inclinación a la sinceridad es un síntoma enfermizo por excelencia, una crítica
de la vida. Quien no ha matado en sí mismo al ángel está destinado a la
desaparición. Sin yerros no se puede respirar ni tan siquiera un instante.”
E. M. Cioran.