“El tren que debíamos tomar hacia Varsovia partía a media noche. Cybulski
se quedó con nosotros, se ocupó de que todo el grupo tuviera literas en el tren
y nos dejo, con la muerte en el alma, prometiéndonos que se reuniría con nosotros
cuando hubiera acabado la película.
Cuando el rodaje finalizó, Cybulski decidió tomar el mismo tren que
habíamos tomado nosotros, también a media noche. Pero como llego tarde, intentó
subir a él en marcha, cayó y murió atropellado por las ruedas de los bagres.
Aún hoy me entristece el recuerdo de la muerte incomprensible de
aquel gran hombre y artista. Jamás he visto a un actor capaz de interpretar sin
utilizar los ojos, y sé que nunca lo habrá.”
Marlene
Dietrich.