“Las civilizaciones son las últimas tribus humanas y el choque de civilizaciones
es un conflicto tribal a escala planetaria. En el mundo emergente, Estados y grupos
de dos civilizaciones diferentes pueden establecer conexiones y coaliciones limitadas,
ad hoc, tácticas, para promover sus intereses contra entidades de una tercera civilización
o bien por otros fines compartidos. Sin embargo, las relaciones entre grupos de
diferentes civilizaciones casi nunca serán estrechas, sino habitualmente frías y,
con frecuencia, hostiles. Las conexiones heredadas del pasado entre Estados de diferentes
civilizaciones, como las alianzas militares de la guerra fría, es probable que se
debiliten o se esfumen. Las esperanzas de lograr «asociaciones» estrechas entre
civilizaciones, tal y como una vez las establecieron para Rusia y Estados Unidos
sus líderes, no se cumplirán. Las relaciones
que están surgiendo entre civilizaciones variarán normalmente de lo distante a lo
violento, situándose la mayoría de las veces entre ambos extremos. En muchos casos,
es probable que se aproximen a la «paz fría» que, según advertía Boris Yeltsin,
podría ser el futuro de las relaciones entre Rusia y Occidente. Otras relaciones
intercivilizatorias podrían aproximarse a una situación de «guerra fría». La expresión
la guerra fría fue acuñada por los españoles en el siglo XIII para describir su
«incómoda convivencia» con los musulmanes en el Mediterráneo, y en los años noventa
del siglo XX muchos vieron surgir de nuevo una «guerra fría civilizatoria» entre
el islam y Occidente.1 En un mundo de civilizaciones, no será ésta la única relación
que pueda caracterizarse con ese término. Paz fría, guerra fría, guerra comercial,
cuasiguerra, paz insegura, relaciones turbulentas, rivalidad intensa, convivencia
competitiva, carreras de armamento: estas expresiones son las descripciones más
probables de las relaciones entre entidades de diferentes civilizaciones. La confianza
y la amistad serán raras.”
Samuel P. Huntington.