“El surrealismo no permite a aquellos que
se entregan a él abandonarlo cuando mejor les plazca. Todo induce a creer que
el surrealismo actúa sobre los espíritus tal como actúan los estupefacientes;
al igual que éstos crea un cierto estado de necesidad y puede inducir al hombre
a tremendas rebeliones. También podemos decir que el surrealismo es un paraíso
harto artificial, y la afición a este paraíso deriva del estudio de Baudelaire,
al igual que la afición a los restantes paraísos artificiales. El análisis de
los misteriosos efectos y, de los especiales goces que el surrealismo puede
engendrar no puede faltar en el presente estudio, y es de advertir que, en
muchos aspectos, el surrealismo parece un vicio nuevo que no es privilegio
exclusivo de unos cuantos individuos, sino que, como el hachís, puede
satisfacer a todos los que tienen gustos refinados.”
André Breton.